Chile

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Roberta Bacic

El 11 de Septiembre de 1973, la junta chilena, apoyada por la CIA y la administración de Nixon, derrocó al gobierno del presidente socialista Salvador Allende, democráticamente elegido en 1970. Priscilla Hayner, en su libro Unspeakable Truths, Confronting State Terror and Atrocity (2001), describe el devastador impacto de la dictadura resultante: “El régimen se casó con un virulento anticomunismo para justificar sus prácticas represivas que incluyeron arresto de masas, tortura (las estimaciones del número de gente torturada va de 50,000 a 200,000), asesinatos y desapariciones”. Efectivamente, la dictadura asesinó, torturó y exiló a miles de oponentes políticos y personas visionarias.

   Bajo estas condiciones, como  resultado inmediato de las amenazas y el terror reinante, un silencio maligno e inmovilizador se cernía sobre Chile. En ese entonces, algunos de nosotros nos preguntamos si las ideas de Gandhi sobre el poder de la no violencia podrían ayudar a desafiar el terror. (La no violencia se refiere a la filosofía y a la estrategia pacífica de la resolución de conflictos, una manera de luchar contra la injusticia. En un sentido más amplio, hace alusión a un estilo de vida desarrollado y empleado por Gandhi y sus seguidores en todo el mundo. La no violencia es una acción que no practica ni permite la injusticia.)

Gritando la verdad

   Algunos de nosotros decidimos inspirar a otros manifestándonos contra la dictadura “gritando la verdad”. Enfrentamos de este modo un doble sufrimiento: el dolor que suponía el resistir la violencia de la dictadura y el sufrimiento causado por permanecer en silencio a causa del miedo. Era inaguantable el no gritar mientras eran asesinados, torturados y hechos desaparecer aquellos a quienes amábamos. Por esta razón, como una manera de superar y transgredir el silencio y el terror reinantes, se imprimieron panfletos y folletos clandestinos y se pintaron en las paredes por las noches, lemas que denunciaban las violaciones de los derechos humanos, con gran riesgo para la seguridad de quienes realizaban estas acciones. Sustentando estos actos de disidencia y oposición al régimen estaba el principio de la no violencia activa: puesto que existe la injusticia, lo primero que se nos pide es que la denunciemos, ya que si no lo hacemos somos cómplices. Las acciones clandestinas ayudaron a difundir el principio de decir la verdad para después actuar en concordancia. Sin embargo, a pesar de los riesgos teníamos que ir más allá de las protestas clandestinas: necesitábamos trasladar las protestas contra la junta militar chilena al terreno público.

Activando el Movimiento Público contra la Tortura

   José Aldunate, un sacerdote jesuita que llegó a ser el líder del Movimiento contra la Tortura “Sebastián Acevedo” en Chile, dice en sus memorias: “Un camarada vino y nos descubrió el hecho (la tortura). Aprendimos sobre la tortura y sobre las dinámicas de la no violencia. Vimos una película de Mahatma Gandhi. Yo estaba más motivado para protestar contra la pobreza, pero respondí a la disciplina del grupo. Deliberamos y decidimos hacer una manifestación no violenta para denunciar la tortura...para romper las barreras del silencio y el ocultamiento con respecto a la tortura; teníamos la obligación de denunciarlo en público. Teníamos que sacudir la conciencia de la gente”. 

   El 14 de Septiembre de 1983, diez años después de que el régimen había tomado el poder, nació el Movimiento contra la Tortura en una acción delante de la sede del Centro Nacional de Investigación de Santiago. Unas 70 personas interrumpieron el tráfico, desplegando una pancarta que decía: “Aquí se Tortura”. Gritaron su denuncia y cantaron un himno a la libertad. El grupo volvía al mismo lugar para denunciar los crímenes contra la humanidad del régimen por lo menos una vez al mes hasta 1990. El movimiento denunció la tortura, pero dejó a otras entidades la tarea de la investigación y la de hacer declaraciones. 

   Para actuar tuvimos que desafiar abiertamente las normativas del Estado de Emergencia que la junta había decretado para aterrorizar a la población. Teníamos que adelantarnos al sentido de impotencia, de aislamiento y de miedo. Pero a la vez necesitábamos proveer algunas medidas de seguridad. El movimiento no tenía ni lugar de reunión, ni secretariado ni infraestructura. Se reunía en las calles y plazas cuando era hora de actuar. No tenía una lista de miembros. Los participantes venían por invitación personal, ya que el movimiento tenía que evitar la infiltración por parte de la policía secreta y otras instituciones represivas. Las instrucciones pasaban de unas personas a otras. Se formaba a los participantes durante las mismas acciones, donde evaluábamos cada acción en el momento.

   Lo que pasaba con bastante frecuencia era que los participantes enfrentaban sanciones legales e ilegales cuando eran detenidos y enjuiciados. Los gases lacrimógenos, las palizas y las detenciones eran prácticas de represalia comunes contra los manifestantes. La tortura podía ser una consecuencia posible al ser arrestado. No solamente enfrentaron estas sanciones los participantes en el movimiento Sebastián Acevedo, sino también los reporteros y periodistas que quisieron hacer reportes sobre estas acciones y las cuestiones que exponían. Algunas de las acciones contaron con hasta 300 participantes. En total participaron unas 500 personas. Había cristianos y no cristianos, sacerdotes, monjes, gente de barrios bajos, estudiantes, gente mayor, amas de casa y miembros de varios movimientos de derechos humanos. Fue, en definitiva,  un movimiento que integró a gente de toda clase, ideología y forma de vida. 

   La meta principal era acabar con la tortura en Chile. El método que se eligió fue el sacudir la conciencia nacional para que esto a su vez  elevara la conciencia ética y política  de la nación hasta que el régimen acabara con la tortura o el país acabara con el régimen. En 1988, después de  una campaña generalizada contra la intimidación, la campaña no violenta realizada bajo el lema “Chile Sí, Pinochet No”, ayudó, ante el asombro del propio Pinochet y sus seguidores, a derrotarlo en un plebiscito en principio organizado por él mismo para ratificar su gobierno. 

   Ciertamente, los esfuerzos para acabar con la cultura de la impunidad que se realizaron durante los años de dictadura en Chile y las acciones que colaboraron con el proceso de Reconciliación Nacional continúan. Sin duda, las protestas no violentas efectuadas en este periodo fueron, junto a otras acciones colectivas,  medios determinantes para derrocar una dictadura que practicó el terrorismo de estado, la coerción y la violencia durante todos los años que se mantuvo en el poder.

Tara Tabassi (Liga de Resistentes a la Guerra) y Andrew Dey (Internacional de Resistentes a la Guerra)

Members of Indonesia's

Como activistas antimilitaristas estamos bien posicionados para ver el poder que ejerce la policía en industrias de armamento y agendas militaristas tan amplias. La comprensión de este poder policial en los distintos contextos del mundo es clave para que los activistas que luchan contra la militarización puedan mantener el control sobre el poder policial en nuestras comunidades. Las fuerzas policiales suelen actuar para mantener una distribución del poder statu quo injusta en la sociedad y tienden hacia enfoques hegemónicos donde unos tienen el poder sobre otros, en especial cuando la percepción de amenaza es alta – la policía es una forma de control social y la militarización aumenta su poder. La militarización significa fusiles, tanques armados y drones, pero también es un estado de ánimo. Las mentalidades militarizadas han impregnado muchas fuerzas policiales y han aumentado radicalmente la fuerza de la violencia policial contra nuestras comunidades.

Durante la década de los 80´s, muchos países de América Latina estaban gobernados por dictaduras militares o sufrían las consecuencias de la guerra civil en sus territorios. Eran tiempos de la Guerra Fría, por lo que Estados Unidos consideraba a la región como zona de su influencia, un “patio trasero”.

César Padilla, Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina, OCMAL

No es novedad que el extractivismo en América Latina ha ido imponiendo un modelo de extracción y exportación, cada vez más profundo. La competencia por ser destino de inversiones mineras, petroleras, forestales o pesqueras es una característica de la mayoría de los países de la región.

Sin embargo, el extractivismo recibe cada vez más críticas de amplios sectores de la sociedad incluida la academia y los movimientos sociales.

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Dan Contreras

Al relacionar militarización y juventud en Chile, necesariamente debemos mirar hacia atrás y percatarnos de los cientos de años de militarismo en la Historia de esta zona: ocupaciones territoriales y violentas por colonias europeas, construcción de "héroes de la patria" como ejes motivacionales del patriotismo, legalización de la formación de militares por medio de la obligatoriedad, gasto militar exponencial versus la dieta del gasto social e inserción de prácticas militares en las escuelas civiles entre muchas otras expresiones. Todos estos dardos han ido a parar hacia el grupo poblacional vulnerable económicamente, pero potencialmente fuerte en términos políticos: los/las niños/as y jóvenes de este país. La vulnerabilidad de este sector de la población permite que la militarización se instale cómodamente y desde ahí poder neutralizar posibles focos de resistencia hacia ésta.

[video:http://www.youtube.com/watch?v=Sldntj2wFzk width:400 height:300]

Por Golo

En los primeros días de febrero se grabó a un grupo de militares trotando por las calles de Viña del Mar en Chile, cantando: “Argentinos mataré (bis), bolivianos mutilaré (bis) y peruanos degollaré (bis)”1
El video se subió rápidamente a la red y en pocas horas ya tenía cientos de visitas incluyendo a los medios de prensa burguesa, los cuales masificaron las imágenes en los noticieros centrales. La respuesta del gobierno no esperó, señalando que esto no correspondía al “espíritu” de las Fuerzas Armadas y que era un “hecho aislado”. Mientras tanto los militares mandaban cartas de excusas señalando la apertura a la investigación de lo sucedido. Estas declaraciones y supuestas acciones de transparencia son tan conocidas como el cuento de “Pedrito y el lobo” que ya no son tragables y mucho menos aceptadas, por lo menos para quienes no creemos en la institucionalidad.

Al relacionar militarización y juventud en este país, necesariamente debemos mirar hacia atrás y percatarnos de los cientos de años de militarismo en la Historia de esta zona: ocupaciones territoriales y violentas por colonias europeas, construcción de "héroes de la patria" como ejes motivacionales del patriotismo, legalización de la formación de militares por medio de la obligatoriedad, gasto militar exponencial versus la dieta del gasto social, inserción de prácticas militares en las escuelas civiles y mutación de las fuerzas armadas acorde al modelo económico imperante.

Dan Contreras

¿De donde viene el problema?

Para comprender el movimiento por la educación de estos últimos años, pero radicalizada en estos últimos seis meses, debemos referirnos al origen del problema: la privatización y la relación precio/calidad en la educación a partir del golpe de Estado de 1973, es decir, mientras más se pague, mejor calidad de educación se recibe. La toma del poder violenta y anti-democrática, reemplazó un modelo económico de fuerte intervención estatal en cuanto a la fiscalización e inversión en educación, a un modelo que jibarizó el Estado en su toma de decisiones y fomentó la privatización de las universidades estatales junto con el aumento de centros educacionales privados.

“Puede haber agua sin peces y Pueblos sin tiranos,
pero no puede haber Peces sin Agua ni tiranos sin Pueblos”

Periódico Anarquista Regeneración, 5 de nov. 1910 California, Revolución

Hace poco tiempo que terminó la huelga de hambre de los Presos Políticos Mapuche (PPM) en el sur de las tierras administradas por el estado Chileno, que desde el 12 de Julio alcanzó los 90 días, adhiriéndose un total de 34 comuneros mapuche encerrados en 6 diferentes cárceles del sur, entre ellos un menor de edad, también juzgado bajo la Ley Anti-Terrorista (LAT).

Citigroup, que opera como Citi, es una compañía de servicios financieros con sede en la ciudad de Nueva York, EE.UU. Formada en 1998 por fusión de Citicorp y Travelers Group, la compañía emplea a 332.000 personas en todo el mundo y tiene más de 200 millones de cuentas de clientes en más de 100 países.

Entre el 31 de marzo y el 4 de abril en Santiago de Chile, tuvo lugar la feria de armas – FIDAE - Feria que se enfoca en el area de la defensa espacial. FIDAE, también recibe expositores civiles, pero esencialmente tiene un enfoque militar. Esta feria es una de las más grandes de su tipo en América Latina y es uno de los eventos más importantes para el comercio de las armas en la región.
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