Editorial

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Las últimas noticias de este mes sobre la objeción de conciencia son un recordatorio de que, al trabajar juntos como un movimiento internacional contra la guerra, las repercusiones de la resistencia al militarismo es vista por la gente como un rechazo a luchar. Nuestros amigos finlandeses han escrito sobre la historia del movimiento en Finlandia, dónde la resistencia al servicio militar obligatorio comenzó, de alguna forma, en 1901.Leyendo acerca de cómo el movimiento empezó y de cómo ha cambiado y crecido, y del éxito que ha tenido, puesto que continúa resistiendo frente al servicio militar obligatorio en el ejército, me pregunto si esos primeros oponentes a la guerra habrían imaginado que, más de un siglo después, seguiríamos resistiendo contra el militarismo.

En algunos casos, tenemos buenas noticias; en una sentencia inesperada, tres objetores de conciencia surcoreanos han sido declarados no culpables por haber evadido la llamada a filas. En Belarus, nos enteramos del paso hacia adelante que supuso para algunos objetores de conciencia la adopción de un “servicio alternativo de asesoramiento legal”, puesto que la ley no va lo suficientemente lejos en este aspecto. Asimismo, en Egipto, dos objetores de conciencia han sido exentos del ejército – las condiciones estructurales no han cambiado en Egipto, pero esto supone un cambio importante para las personas implicadas. Otras historias nos recuerdan el largo camino que nos queda todavía por recorrer – el objetor de conciencia griego Dimitris Sotiropoulos fue acusado de insubordinación tras un juicio en un tribunal militar; y en Siria, varios kurdos fueron arrestados y reclutados a la fuerza para el Servicio de Defensa del pueblo kurdo.

Para la actualización de las noticias relativas a la objeción de conciencia, suelen ser los empleados de WRI los que se encargan de recopilar las noticias y escribir los artículos. En esta edición, sin embargo, hemos tenido suerte de que la organización haya escrito para nosotros varios textos. Junto con el artículo de Finlandia, tenemos también dos más de Eritrea; uno es sobre el gran impacto social del servicio militar obligatorio en el país, y el otro es una serie de testimonios de mujeres sobre el modo en que el militarismo penetra en todos de la vida en Eritrea. De la República Checa tenemos noticias de la recopilación de destacamentos de civiles que quieren alistarse en el ejército si el Estado y el ejército lo considera necesario, confundiendo así la línea entre el ejército y la sociedad en general. Al mismo tiempo, Lituania ha restablecido el servicio militar obligatorio – dos artistas han utilizado la fotografía para explorar las dimensiones de género de esto.

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