Protección contra la represión en Bielorrusia

Ante el fuerte aumento de medidas represivas del Gobierno y de sus servicios de seguridad contra la oposición bielorrusa, actualmente parece casi imposible mantener cualquier tipo de actividad sociopolítica en el país. Sin embargo, desde 2011, "Nasch Dom" ("Nuestra Casa" en ruso), una red por la defensa de los derechos ciudadanos con la que la organización alemana "Bund für Soziale Verteidigung e.V." (BSV, Unión por la Defensa Social) colabora desde 2005, tiene mejores condiciones para defender a los activistas ante la represión estatal.

Para analizar las formas de opresión y desarrollar estrategias con las que la oposición bielorrusa pueda enfrentarse a la represión, deben distinguirse varios niveles y clases de actores en el ejercicio de la represión política, así como distintos tipos de víctimas: la represión es instigada tanto por orden de autoridades locales como del poder central. Por otro lado, a veces afecta a las víctimas de manera accidental y, otras veces, de forma deliberada. Los métodos de represión suelen ser, tanto a nivel local como central, mayormente de tipo administrativo, tales como despidos laborales o expulsiones de la universidad. A todo ello se suman las amenazas de los servicios de seguridad para intimidar a los activistas, que a veces incluso son internados por la fuerza en hospitales psiquiátricos. Estas medidas no sólo afectan a los activistas, sino también a sus familiares. Sin embargo, las muertes y "desapariciones" misteriosas de opositores ocurren con poca frecuencia (como por ejemplo en 1999) y son provocadas exclusivamente por el poder central. A este nivel, la represión política se produce en oleadas y en el pasado a menudo se escenificaba de forma propagandística para movilizar a la población y al aparato estatal contra el "enemigo interno" y desviar la atención de otros problemas. En cambio, a nivel local, la represión se produce de una forma más personalizada y persistente, pues los funcionarios, los activistas de la oposición y la sociedad civil a menudo se conocen y tienen un contacto más frecuente entre ellos.

Las víctimas accidentales son, por un lado, los detenidos durante acciones políticas. Por otro lado, los responsables locales se ensañan de forma enfocada contra los "sospechosos habituales", personas u organizaciones representativas de su ámbito, durante las oleadas de persecución instigadas por el poder central. La represión enfocada para liquidar o castigar a personas determinadas es siempre sólo una pequeña parte de la persecución política, aunque para los afectados es mucho más difícil defenderse de ella.

Enfrentarse a la represión

La Unión por la Defensa Social (BSV, en sus siglas en alemán), una organización pacifista alemana dedicada a la transformación no violenta de conflictos, colabora con "Nuestra Casa". A través de esta colaboración, la BSV puede acompañar las distintas estrategias de defensa no violenta de los activistas sociopolíticos ante la represión de Estado. Desde la creación de la red en 2004, "Nuestra Casa" ha puesto la defensa de activistas en primera línea, ha desarrollado estrategias y métodos sistemáticos y ha ido acumulando experiencias. Durante los primeros años, "Nuestra Casa" actuó de forma discreta y respondiendo exclusivamente a problemas locales, como el asfaltado de carreteras o la acuciante necesidad de renovar casas. Sólo cuando aumentó su fuerza, la red fue adquiriendo una identidad en todo el territorio nacional, empezó a aparecer en público y pudo oponerse al poder central. Los métodos y estrategias de "Nuestra Casa" pueden dividirse en cuatro niveles de actuación:

  • 1. Burlar la intervención del Estado.
  • 2. Fomentar la solidaridad con los perseguidos
  • 3. Perseguir a los represores
  • 4. Proteger las propias estructuras contra la desarticulación

1. En la defensa contra la persecución accidental un factor primordial es la reducción de la agresión contra los activistas. Burlar la intervención del Estado significa no ofrecer un blanco fácil. Los hombres jóvenes, cuyas actividades políticas a menudo son tachadas de vandalismo y perseguidas, son más difíciles de proteger que, pongamos, las abuelas. Estos muchachos se pueden presentar fácilmente como "enemigos del sistema" y así legitimar que se les persiga. La experiencia nos demuestra que puede resultar más ventajoso no confiar acciones arriesgadas a los jóvenes activistas, sino por ejemplo a personas mayores o jubilados. Estas personas tienen un mayor margen de maniobra ante la policía, pues la violencia contra ellas es censurada en la sociedad, e incluso dentro de la propia policía.

Burlar las agresiones del Estado también significa no abrir nunca voluntariamente la puerta de casa a las inspecciones policiales, aunque la KGB o la policía digan que sólo quieren hacerles unas preguntas. La policía no puede derribar la puerta sin una orden judicial, por lo que en el caso de la "represión accidental" es especialmente efectivo no abrir nunca la puerta. En el caso de la persecución deliberada, en cambio, puede ser incluso necesario buscar refugio fuera de las fronteras del país durante algunos meses, en la medida en que sea judicialmente factible. Gracias a las modernas tecnologías de comunicación, un exilio voluntario actualmente limita mucho menos la actividad política que en otros tiempos. La coordinadora de la red "Nuestra Casa", Olga Karatsch, pudo incluso aprovechar esta circunstancia para aparecer en público como el rostro de la red, de modo que los demás activistas podían pasar más desapercibidos en sus acciones.

2. Solidarizarse con las víctimas de la represión política resulta muy efectivo. Cuando hay controles policiales o detenciones, "Nuestra Casa", además de expertos en Derecho, moviliza también a tantos activistas y simpatizantes como puede. Así consiguen reunir rápidamente en torno a la patrulla policial un grupo de gente que ejerce presión sobre los esbirros del Estado. Esto resulta muy efectivo en los casos de persecución accidental y ya se han podido evitar detenciones o conseguido que se libere rápidamente a los detenidos. También en caso de juicios, "Nuestra Casa" moviliza a personas de apoyo que se solidarizan con los acusados y dan a conocer públicamente la situación.

Además, la solidaridad activa puede alentar a los perseguidos a mantener su labor política. Para que se sientan apoyados por su entorno, ha demostrado ser útil implicar a los familiares y amigos en el trabajo de solidaridad y apoyo. Esto resulta tanto más útil, además, cuanto que los familiares también se encuentran amenazados por la represión y pueden incluso llegar a perder su empleo. De hecho, en muchos casos no se trata más que de amenazas, pero a menudo los parientes poco informados de los activistas ni lo saben.

3. La defensa de las víctimas de la represión es prácticamente inseparable de la confrontación con los agentes del Estado, como ha demostrado la labor de contrapresión de "Nuestra Casa". Para actuar contra los funcionarios del Estado, "Nuestra Casa" aprovecha los fallos del aparato de Estado. Este parece constituir un bloque monolítico, pero en realidad está plagado de conflictos internos y luchas de poder. El presidente Lukaschenko, por ejemplo, enfrenta a sus competidores entre sí para asegurarse el poder. Esta táctica de enfrentamiento, sin embargo, también puede jugar a favor de "Nuestra Casa": mediante reclamaciones oficiales, denuncias, apelaciones y otras medidas similares, los activistas exigen respuestas, reacciones y procedimientos en la propia lengua del sistema burocrático. Estos procedimientos resultan fastidiosos para los funcionarios y les obligan a justificar por escrito sus decisiones, con lo que tienen asumir responsabilidades y es algo que, en caso de dudas, se puede utilizar en su contra. Con todo esto, los funcionarios se enmarañan en un laberinto de disposiciones contradictorias que a menudo son anticonstitucionales. De este modo, incluso a los jueces fieles al régimen se les hace difícil justificar públicamente decisiones controvertidas. Y se pueden destapar fallos de procedimiento que van en detrimento de la actuación de los funcionarios. Además, "Nuestra Casa" hace públicas las conductas incorrectas desde el punto de vista formal o moral, con lo que la red puede ejercer presión sobre los peritos judiciales.

Para aumentar esta presión, "Nuestra Casa" se dirige también a las familias y vecinos de los funcionarios represivos, así como a sus colegas. Esto ya ha provocado la expulsión de algunos policías y que los agentes se controlen unos a otros. La red ha pedido ayuda a más de 1.000 policías de todo el país para erradicar la violencia policial contra las mujeres. Desde entonces, las activistas de "Nuestra Casa" son tratadas con más deferencia y cuidado.

4. Junto con las estrategias descritas, las estructuras de oposición tienen que protegerse contra la desarticulación. Con el aumento en tamaño y visibilidad del movimiento opositor en Bielorrusia, crece asimismo el peligro de que el poder central ataque a la red para desarticularla. Hasta ahora esto no resultaba especialmente difícil, pues los partidos y movimientos sociales en general se centraban en una persona líder y se organizaban jerárquicamente. Si este líder era arrestado o difamado públicamente, la organización se quedaba sin dirección. Para protegerse de una desarticulación de este tipo, las organizaciones, redes y campañas tienen que hacer ajustes en sus estructuras y desarrollar una cultura de seguridad. De qué manera llevar esto a cabo es algo que cada organización tiene que resolver por sí misma, y aquí, por motivos de seguridad, no podemos desvelar cómo lo ha hecho "Nuestra Casa".

Un factor decisivo es asimismo protegerse de la difamación política por parte de la propaganda oficial. "Nuestra Casa" lo hace por medio de fomentar su reputación como "abogada del pueblo", la creación de una sólida base de partidarios y sus propios canales de comunicación con la población. La posibilidad de movilizar al pueblo para la defensa ha logrado que hasta ahora las autoridades se inhiban por miedo al escándalo que provocaría un ataque frontal contra "Nuestra Casa”.

La labor de la red de protección judicial demuestra que a pesar del aumento de la represión es posible defender al pueblo bielorruso de una forma no violenta. Lamentablemente, esto no es así para algunos sectores de la oposición bielorrusa que no están tan arraigados entre la población y cuyas estrategias y métodos de defensa contra la represión se estrellan a menudo contra la falta de unidad y la desilusión. La solidaridad y la defensa contra la represión política la puede asumir especialmente la población contra la que el aparato represivo ejerce cada vez más presión. De este modo, la propia experiencia hace que aumente su interés por controlar a las fuerzas policiales y los servicios secretos.

Sarah Roßa y Björn Kunter
(Traducido del inglés por Matias Mulet)

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