Equipo, entrenamiento y tácticas

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Un oficial de policía de Bahréin dispara gas lacrimógeno
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Omega Research Foundation (ORF) tiene "uno de los archivos más completos de datos sobre equipos militares, de seguridad y policiales disponibles para los investigadores", incluido un glosario y glosario visual "diseñado para ayudar a los monitores de derechos humanos, investigadores, activistas y periodistas a reconocer los diferentes tipos de equipos utilizados por los agentes del orden público e informan con precisión sobre el equipo ".

Recomiendan que sus glosarios se utilicen junto con la publicación de Amnistía Internacional "Monitoreo e investigación de equipos utilizados en abusos contra los derechos humanos" y www.mispo.org, que es una plataforma que reúne "imágenes de equipos militares, de seguridad y policiales de todo el mundo". , utilizando una red de fotoperiodistas internacionales, agencias de fotografía y trabajadores de campo de ONG ".

El ORF es parte del proyecto Riot # ID, un proyecto de medios cívicos que ayuda a las personas a identificar, controlar y registrar el uso del control de disturbios contra civiles a través de su cuenta de Twitter y su libreta de bolsillo #riotID imprimible.

FERIAS DE ARMAS VENDEN EQUIPOS DE POLICÍA Y SEGURIDAD

El ORF también produce un mapa de ferias de armas celebradas en todo el mundo, incluidas muchas que exhiben equipos de seguridad y vigilancia o entrenamientos de host.

La mentalidad militarizada se nutre de los entrenamientos policiales que simulan escenarios de amenaza extrema, que inculca reacciones militarizadas automatizadas y que presenta a agentes no policiales como si fuesen enemigos. En Estados Unidos, la Asociación Nacional de Agentes Tácticos organiza entrenamientos denominados «habla-pelea-dispara-vete» que «fomentan soluciones violentas y mentalidades de guerrero en lugar de fomentar tácticas de apaciguamiento» (Tabassi e Issa, 2016). Tales entrenamientos suelen ser racistas como, por ejemplo, los entrenamientos de Armas y Tácticas Especiales, mejor conocidos por sus siglas en inglés, SWAT, organizados en Estados Unidos en los que es frecuente el uso de estereotipos raciales y negativos en las dramatizaciones, aparte de contar habitualmente con oradores islamófobos entre sus invitados en sus acontecimientos. Participar en entrenamientos militarizados normaliza las prácticas policiales extremas en respuesta ante circunstancias excepcionales y fomenta actitudes que permean en las prácticas policiales cotidianas. En Estados Unidos, parece existir una relación directa entre la proliferación de entrenamientos SWAT y el aumento del número de redadas SWAT que se llevan a cabo cada vez más a menudo en situaciones policiales comunes (Tabassi e Issa, 2016).

Existe un uso generalizado de tácticas y armamento militarizados e incluso, en algunas ocasiones, verdadero armamento militar acaba en las manos de policías. En Estados Unidos, el programa 1033 del Pentágono realizó una transferencia de más de 5 mil millones de dólares en equipo militar a departamentos mexicanos de policía desde 1990. El ejército vendió 156,419 armas a agencias estatales de policía entre 2010 y 2015. Las armas que no están diseñadas para causar la muerte son herramientas efectivas de fuerza y control de masas como, por ejemplo, el gas lacrimógeno (prohibido para uso militar) y las balas de goma que recuerdan a las armas del campo de batalla. Teóricamente están concebidas para no causar la muerte; no obstante, suelen causar heridas y la propia muerte. Los cascos y los escudos que blanden los policías antidisturbios de todo el mundo actúan como una barrera entre el agente y el manifestante. Asimismo, las nuevas tecnologías como los vehículos por control remoto que rocían gas lacrimógeno sobre los manifestantes pueden distanciar aún más a los policías de la comunidad, lo que puede acentuar la mentalidad del «nosotros y el ellos». Las tácticas policiales suelen incriminar y evaluar desproporcionadamente las amenazas. Dichas tácticas poco se diferencian de las que emplean las fuerzas militares contra combatientes enemigos como, por ejemplo, los francotiradores israelíes preparados para disparar a manifestantes palestinos y equipos SWAT estadounidenses «con armas y uniformes militares» que asaltan, entran por la fuerza en hasta 137 hogares cada día y «en las que, en muchas ocasiones, lanzan una granada primero» (Tabassi y Dey, 2016).

Los entrenamientos constituyen el principal mecanismo de exportación de la militarización policial y el espacio para compartir perspectivas e ideologías militarizadas. En el periodo de preparación del Campeonato Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 en Brasil, la policía recibió formación por parte de la empresa israelí de Seguridad Internacional y Sistemas de Defensa —principalmente impartida por antiguo personal militar— y la infame empresa privada estadounidense militar y de seguridad Blackwater. La formación incluía el traslado de personal militar y agentes de la policía federal brasileña a Carolina del Norte para un curso de tres semanas de duración sobre disturbios civiles y lucha contra el terrorismo financiado por el Gobierno estadounidense. Los efectivos policiales brasileños aplastaron las protestas en contra de la limpieza social de los barrios adyacentes a las instalaciones deportivas con spray de pimienta y balas de goma. Los entrenamientos policiales y la cooperación militar son inherentes a la consolidación de «un modelo autoritario, punitivo y fallido de seguridad pública» y del agravamiento de la situación actual de violencia de Estado (Maren y Sánchez, 2015). El ejército israelí y las empresas de seguridad forman a fuerzas policiales de todo el mundo en técnicas y métodos aprendidos de maniobras de ocupación. Para control de la población, se están empleado a francotiradores y se están construyendo en las favelas de Río de Janeiro torres de vigilancia similares a las que existen en el muro del Apartheid en Israel. También se organizan entrenamientos policiales internacionales en ferias de armas como, por ejemplo, la Urban Shield en California, a donde acuden agentes de policía de países como Bahréin, Noruega y Singapur y en la que participan organizaciones como la Asociación Internacional de Jefes de Policía.

La venta de equipo es otra forma de exportar la militarización policial. También se da lugar en ferias de armas, incluidas las ferias especializadas en la venta de equipo policial y de seguridad como Security and Policing en el Reino Unido, y Milipol en Francia. Jamal Juma, coordinador de Stop the Wall, cuenta como Israel prueba una variedad de técnicas y armamento como gas lacrimógeno y las balas expansivas con manifestantes palestinos que después promocionan en el extranjero a otros regímenes opresivos.

Theodore Baird1

Un número de académicos, periodistas y activistas han argumentado que podemos estar siendo testigos del desarrollo de un “complejo de seguridad-industrial” en Europa que se asemeja al anterior “complejo militar-industrial” de la Guerra Fría. El complejo de seguridad-industrial de la frontera se refiere a las relaciones entre el ejército, la seguridad y la industria privada dentro de un mercado global para el diseño y la puesta en práctica de tecnologías para la seguridad fronteriza.

David Scheuing

Londres: en mi diario retorno a casa, me cruzo con frecuencia —en el metro, en la estación— con policías fuertemente armados que “protegen” a los ciudadanos, la infraestructura, la vida y la economía, siempre atentos. Sin embargo, esta vigilancia no es inofensiva ni inocente. Mata. Este mes de julio se cumplió el triste 10.° aniversario de la muerte de Jean Charles de Menezes, asesinado en la abarrotada estación de metro de Stockwell, Londres.1

OXI (NO)

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Escribo esto cuando los resultados del referéndum griego sobre el programa de rescate financiero propuesto por la Troika (Unión Europea, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo) están en titulares de periódicos y boletines (julio de 2015). Puede parecer que el resonante NO (OXI) a la austeridad que trajeron los resultados del referéndum están separados de alguna manera de las preocupaciones de este asunto a ser leído –y aun así no lo está, de muchas maneras.

Adele Jarrar

La militarización de las fronteras existe desde la antigüedad y la localización de fronteras ‘políticas’ ha sido una condición necesaria siempre, por ejemplo, en el caso de la Gran Muralla china, las primeras secciones de la cual comenzó a construir el emperador Qin Shi Huang en 220 AC como muro de defensa contra las invasiones del norte. En la era moderna encontramos varios ejemplos de fronteras militarizadas como las fronteras entre Pakistán e India, EEUU y México y la de Israel y Palestina.

César Padilla, Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina, OCMAL

No es novedad que el extractivismo en América Latina ha ido imponiendo un modelo de extracción y exportación, cada vez más profundo. La competencia por ser destino de inversiones mineras, petroleras, forestales o pesqueras es una característica de la mayoría de los países de la región.

Sin embargo, el extractivismo recibe cada vez más críticas de amplios sectores de la sociedad incluida la academia y los movimientos sociales.

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