Subcontratando la cadena de muerte: Al descubierto once contratistas de drones

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Por Pratap Chatterjee, publicado originalmente en el blog Corporate Watch.

A cientos de analistas de inteligencia del sector privado les están pagando para que revisen material de vigilancia de drones militares estadounidenses en Asia Central y el Medio Oriente, según un nuevo informe del Bureau of Investigative Journalism.

Crofton Black y Abigail Fielding-Smith, reporteros del Bureau, mencionan once empresas que han ganado cientos de millones de dólares en contratos para cubrir una escasez de personal necesario para analizar las miles de horas de video transmitido que se recopila a diario desde la nave pilotada remotamente que planea sobre zonas de guerra en todo el mundo: Advanced Concepts Enterprises, BAE Systems, Booz Allen Hamilton, General Dynamics, Intrepid Solutions, L-3 Communications, MacAulay-Brown, SAIC, Transvoyant, Worldwide Language Resources y Zel Technologies (ver detalles abajo).

“Se usa a los contratistas para llenar la brecha y proveer de suficiente mano de obra y brindarles así la flexibilidad necesaria para que el ejército realice acciones como pedir licencias”, dijo al Bureau un analista que trabajó con la Fuerza Aérea en la Base Aérea Hurlburt Field en Florida.

Las empresas privadas han estado brindando apoyo a la inteligencia militar desde hace muchos años. Desde que se tuvo conocimiento del rol de la empresa CACI en el suministro de interrogadores en Abu Ghraib en 2004, CorpWatch ha documentado habitualmente a docenas de empresas como BAE Systems, Booz Allen Hamilton, L-3 Communications y SAIC que han prestado esos servicios al gobierno federal, desde equipo de vigilancia y armas a expertos en propaganda y analistas de imágenes.

Hoy, esos contratistas están pasando en grandes cantidades al negocio de los drones, que se ha convertido en el eje de la estrategia militar del presidente Barack Obama, justo cuando la guerra terrestre llega a su fin. Aunque la Agencia Central de Inteligencia ha logrado la atención de la mayor parte de los medios por asesinatos selectivos ejecutados por drones en países como Pakistán y Yemen, el grueso de la llamada “Guerra al Terror” en realidad la realizan pilotos y personal de apoyo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que vuelan continuamente 65 “patrullas aéreas de combate” de drones Global Hawk, Predator y Reaper en todo el mundo desde lugares lejanos.

Cada una de esas patrullas, que consisten de tres a cuatro aviones, requiere hasta 186 personas que conforman un sistema complejo y global. Por lo general, pilotos y operadores de cámaras trabajan fuera de bases como Creech en Nevada, en tanto que los equipos de mantenimiento trabajan en países amigos como Afganistán y Arabia Saudita. Los analistas de video trabajan fuera de bases militares como California y Florida, en tanto que los abogados militares que deben aprobar las decisiones de ataques están ubicados en la base Al-Udeid en Qatar.

Los analistas de imágenes que revisan material en video están en los rangos más bajos entre el personal que trabaja en la jerarquía de guerra de los drones. Por lo general, son “aviadores” de nivel básico que solamente necesitan un diploma de secundaria y once meses de entrenamiento militar. Los pilotos de drones son oficiales con diploma de pregrado y más años de capacitación.

Aviadores y oficiales están calificados para trabajar como contratistas privados después de completar su servicio militar, donde pueden recibir hasta el doble del pago por el mismo trabajo, y tienen la ventaja adicional de elegir sus horas y lugares de trabajo (la Fuerza Aérea estima que los pilotos de mantenimiento de drones emplazados en el exrtanjero que trabajan para empresas como Raytheon pueden ganar hasta $225,000 anuales). Como toda la capacitación inicial y las autorizaciones de seguridad las aporta el ejército, a todos los contratistas se les solicita que recluten veteranos de la Fuerza Aérea y luego los anotan en sus planillas de pago.

Sin lugar a dudas, los contratistas privados no participan en la toma de decisiones sobre a quién matar ni se les permite disparar misiles.

Pero los contratistas a veces juegan un papel clave en las misiones militares por la propia naturaleza de su trabajo analítico. En 2010, el General de División Timothy McHale identificó un trabajador de SAIC que dirigió un equipo de analistas de imágenes que rastreó tres vehículos en la provincia de Daikundi, Afganistán. La información proporcionada por estos analistas llevó a la muerte de cerca de dos docenas de personas, aunque investigaciones posteriores revelaron que ninguna de las personas a bordo de los vehículos eran militantes.

Lista de contratistas analistas de imágenes

Advanced Concepts Enterprises: subcontratista de MacAulay-Brown (ver acá)

BAE Systems (sin contrato identificado, aunque la empresa identifica detalles acá)

Booz Allen Hamilton (ver acá)

General Dynamics (ver acá)

Intrepid Solutions: obtuvo un contrato de cinco años con la Inteligencia del Ejército de Estados Unidos y el Comando de Seguridad en 2012 (ver acá)

L-3 Communications: obtuvo un contrato de $155 millones en 2010 para proveer servicios al Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos durante cinco años (ver acá)

MacAulay-Brown: obtuvo un contrato de $60 millones en 2011 para proveer de 187 analistas al Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea de Estados Unidos por tres años (ver acá, acá y acá)

SAIC: obtuvo un contrato en 2007 para proveer de 202 analistas al Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (ver acá)

Transvoyant: obtuvo un contrato de cinco años por $49 millones con el Cuerpo Especial de la Marina de Estados Unidos (ver acá)

Worldwide Language Resources: obtuvo un contrato de un millón en 2010 con el Ejército de Estados Unidos (ver acá)

Zel Technologies provee más de cien analistas de imágenes al Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (ver acá)

 

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