El caso de Brasil: la experiencia de Israel en la represión al pueblo palestino se globaliza

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Maren Mantovani (Stop the Wall) and Henrique Sanchez (MOPAT - Movimento Palestina para Tod@s).

Maren Mantovani (Stop the Wall) and Henrique Sanchez (MOPAT - Movimento Palestina para Tod@s).

En un mundo globalizado, cualquier análisis de la militarización y las ideologías, metodologías y tecnologías represivas ha de tener en cuenta la dinámica de importación y exportación de estos conceptos y herramientas a través de las fronteras. A nivel mundial, uno de los exportadores más importantes de la ideología y la tecnología de la represión es, sin duda, Israel. Con más de sesenta años de experiencia en la represión del pueblo palestino, así como en la expulsión de sus tierras, Israel ofrece con orgullo sus armas para la guerra y 'antidisturbios' como productos "probados en terreno" - ya sea durante las agresiones militares a gran escala repetidas contra territorio palestino o países árabes, o en el sometimiento cotidiano de un pueblo bajo ocupación.

No sorprende entonces que las empresas israelíes se encuentren entre los principales actores en las licitaciones para las enormes cantidades que se gastan en "seguridad" durante los llamados mega eventos, tales como las Copas Mundiales de Fútbol y los Juegos Olímpicos. Estos eventos se han convertido en uno de los medios más eficaces para abrir grandes mercados para mecanismos de control y represión, en la medida en que las preocupaciones sobre la privacidad, la libertad de expresión y otros derechos básicos son puestos de lado ante la excusa de la 'excepcionalidad' de los acontecimientos. Desafortunadamente, una vez que estos medios represivos están en su lugar, llegaron para quedarse.

La situación de Brasil, anfitrión de la Copa Mundial de Fútbol del 2014 y los Juegos Olímpicos del 2016, es ejemplar en este sentido: le ha brindado a las empresas militares y de seguridad israelíes un espacio enorme para la penetración en el ejército, la policía y las instituciones públicas de Brasil, con efectos negativos duraderos tanto en Palestina como en el pueblo brasileño. Esta cooperación en "seguridad" se suma a los negocios multimillonarios entre Brasil y los militares israelíes que se vienen desarrollando en la última década, los que, en clara contradicción con su discurso diplomático de apoyo a los derechos palestinos, han convertido a Brasil en el quinto mayor importador mundial de armas israelíes.

Esto ha creado una creciente oposición dentro de los movimientos sociales de Brasil, y la Red Nacional de Comités Populares de la Copa del Mundo, creada para defender al pueblo contra las violaciones de derechos humanos vinculados al Mundial de Fútbol, no sólo ha denunciado el impacto negativo de la cooperación militar con Israel sobre la población brasileña, sino que además consideró al pueblo palestino como uno de los directamente afectados por la Copa del 2014, debido al enorme flujo de caja que el gasto en "seguridad" reportó a la industria militar israelí. Los Juegos Olímpicos están repitiendo un escenario similar: el caso más ejemplar es la decisión del Comité Olímpico local de contratar a la empresa israelí Seguridad Internacional y Sistemas de Defensa (ISDS) para coordinar toda la operación de seguridad de los Juegos (con un gasto total de 2,2 millones de dólares ), incluida la capacitación de agentes de la Policía de Brasil y el suministro de equipo. Además, ISDS recibirá espacio publicitario por valor de 20 millones. ISDS ya ha celebrado varios contratos de "seguridad", incluyendo Atenas (2004), Sudáfrica (2010) y los Juegos Panamericanos (2007). Sin embargo, esta vez la sociedad civil ha puesto en marcha una campaña, “¡No al Contrato de la Vergüenza!”. (1)

El fundador y director ejecutivo de ISDS, Leo Gleser, tiene una larga historia de trabajo con los militares y la inteligencia israelíes. Su empresa se levanta sobre su experiencia con la represión y la masacre del pueblo palestino, que ha volcado en contra de los pueblos de toda América Latina. Según la documentación existente, desde su fundación en 1982, la compañía ha estado involucrado con las dictaduras y golpes de Estado en Honduras, Guatemala, El Salvador y la formación de los "contras" en Nicaragua. En Guatemala, abiertamente ofreció clases de "terror selectivo" durante la época del genocidio. En Honduras, entrenó a los militares durante la dictadura en los años 80 y proveyó las armas que se utilizaron en el ataque a la embajada de Brasil, donde el presidente Zelaya estaba refugiado después de su derrocamiento en 2009. La compañía es una parte clave del sistema de intervención militar israelí según ha explicado el periodista israelí Yossi Melman: "El Ministerio de Defensa, el Ministerio de Relaciones Exteriores o el Mossad reciben una solicitud de asesoría en seguridad o para entrenar a ejércitos o fuerzas de seguridad del gobernante de un país, por lo general un dictador. Debido a que las autoridades no pueden, o no quieren, ayudar al gobernante directamente -aunque consideran su petición importante para la promoción de sus intereses políticos o de seguridad- le piden a una empresa privada que preste el servicio que se solicita”. (2)

Por desgracia, este contrato vergonzoso es sólo el punto cúlmine de la penetración del complejo militar y de seguridad interna israelí en Brasil.

En noviembre de 2009, un mes después de que Brasil fue seleccionado para acoger la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos, el ex presidente de Israel, Shimon Peres, lideró una delegación de empresarios israelíes, asegurándole a Brasil que "en todo lo que ustedes deseen, estamos dispuestos a ayudar de cualquier manera a nuestro alcance" (3). Tres meses después, el gobierno de Israel organizó un seminario sobre seguridad pública exclusivamente para las 8 autoridades de los Estados brasileños elegidos para acoger la Copa Mundial. (4) Los talleres abordaron experiencias y propuestas israelíes en materia de seguridad en mega eventos, acciones antiterroristas, e introdujeron el concepto de "ciudad segura", basado en la vigilancia israelí de todas las llamadas telefónicas y conexiones web en Gaza. Coincidentemente, fue durante el evento que los políticos brasileños comenzaron a defender públicamente la aprobación de leyes antiterroristas que podría apoyar legalmente las acciones de represión durante los mega eventos.

Más tarde ese mismo año, se realizó en Tel Aviv la primera Conferencia Internacional sobre Seguridad Pública (5), a la que asistieron alrededor de 90 autoridades, gerentes de seguridad y empresarios brasileños, entre ellos Hilary Medeiros, gerente general de seguridad del Comité Organizador Local de la Copa Mundial. El paso más peligroso se produjo días después de este evento cuando el general Jorge Félix, Ministro Jefe del Gabinete de Seguridad Institucional de la Presidencia de Brasil, firmó un acuerdo de cooperación militar secreta cuyos términos implicaron "detalles sobre acreditación de personas, organizaciones y empresas para enfrentar asuntos confidenciales, y sobre documentos de tránsito bilateral secreto". Este acuerdo espoleó aún más los esfuerzos del gobierno y la industria militar israelí para adjudicarse más contratos de inteligencia y de seguridad nacional en Brasil.

Entre 2010 y 2013, el consulado israelí en Brasil organizó varias reuniones con autoridades federales y gobiernos locales para presentar métodos y tecnologías represivas, además de proponer trabajos conjuntos en el área de "seguridad". Las reuniones consolidaron los vínculos institucionales y dieron lugar a una serie de cursos de capacitación para la policía civil y militar. Muchas conferencias, talleres y paneles organizados por las agencias gubernamentales y los empresarios locales y federales contaron con destacados expertos en seguridad israelíes (en la mayoría de los casos ex soldados que se transformaron en empresarios o consultores de seguridad) como sus principales panelistas. En algunos estados, la policía militar tenían la tarea de reunir a la policía con expertos en seguridad israelíes para impartir cursos.

La conexión con Israel sin duda no es la raíz del nivel endémico de abusos contra los derechos humanos cometidos por la policía brasileña, en especial contra los pobres y los negros. Sin embargo, cuando Amnistía Internacional citó la semana pasada, como una de las principales causas del aumento de la violencia policial, la llamada "lógica de la confrontación con el enemigo" en la policía, se hace evidente que la influencia israelí sólo ha empeorado la situación.

Para las personas en Brasil, el fortalecimiento de las relaciones militares entre Brasil e Israel es una amenaza seria porque la alta tecnología militar de Israel se va a utilizar principalmente contra la juventud negra y pobre y los movimientos sociales, y porque los entrenamientos de la policía y la cooperación militar consolidan un modelo de seguridad pública autoritario, punitivo -y fallido- lo que contribuye a llevar la violencia estatal existente a un nivel aún más dramático.

La campaña internacional de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra Israel, puesta en marcha en 2005 por la sociedad civil palestina, ha recibido un creciente apoyo de los movimientos sociales y la sociedad civil y ha presionado con éxito a los gobiernos, instituciones públicas y empresas para detener su cooperación y complicidad con el apartheid israelí. En Brasil, las campañas para un embargo militar sobre Israel - que ya llevó a la cancelación de un proyecto del gobierno para apoyar a la empresa militar israelí Elbit Systems en la construcción de un parque tecnológico aeroespacial en el sur de Brasil - también fortalece la lucha por la desmilitarización de la policía y por un modelo radicalmente democrático de seguridad pública.

Notas

1 http://www.stopthewall.org/pt-br/2014/12/22/pelo-fim-do-contrato-que-nos-envergonha

2 http://www.haaretz.com/jewish-cowboy-1.184214

3 http://goo.gl/sjjnQ2

4 http://goo.gl/7oTY7p

5 http://goo.gl/YymdDr

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Maren Mantovani (Stop the Wall) and Henrique Sanchez (MOPAT - Movimento Palestina para Tod@s).

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