Gases lacrimógenos: abusos con armas químicas en las cárceles de EE UU

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Tear gas in a prison cell

YaliniDream

Una versión más extensa de este artículo se publicó en TruthOut.org. Gracias a Sarah Robinson por la abreviación

Numerosas cartas que llegan desde el Complejo Correccional de Mount Olive (MOCC, por sus siglas en inglés) en Virginia, EE UU, relatan que al menos 5 a 7 personas encarceladas son atacadas cada semana con gases lacrimógenos, spray de pimienta y otras sustancias químicas. Testimonios de primera mano relatan que los carceleros bromean con el frecuente uso de estas sustancias llamándolas "el insecticida".

Una persona relata que le gasearon después de dar patadas a una puerta y romper una ventana porque los carceleros hacían caso omiso cuando accionaba el botón de emergencia. No le traían su tentempié nocturno para diabéticos, cuando hacía horas que lo había pedido. En la carta que escribió a War Resisters League cuenta que "sufro de hipoglucemia aguda por las noches, lo que podría provocarme la muerte... Abrieron la mirilla y me echaron todo un bote de gas pimienta en el estómago y los testículos ¡con toda la intención!". El aerosol de capsicum oleoresin (CO), más conocido como gas pimienta, se deriva de la capsaicina, el componente activo de los pimientos picantes. Según su carta, el aerosol se dispersó por los conductos del sistema de ventilación y afectó al menos a otros siete reclusos del MOCC.

Otra persona que vive dentro del MOCC fue gaseada tras sufrir graves síntomas de paranoia. Escribe que, antes de ser encarcelado, le habían diagnosticado esquizofrenia, trastorno de estrés postraumático y otras dolencias mentales. El 1 de octubre de 2012, cuando empezó a sufrir un ataque de ansiedad provocado por la paranoia, otros reclusos de su sección accionaron el botón de emergencia. Mientras alucinaba y tejía una red con las sábanas que iba desgarrando, no se mostraba hostil ni suponía ninguna amenaza para nadie. Cuenta que los guardias abrieron la portezuela de la comida y vaciaron un bote de 350 ml de Phantom, un aerosol de CO fabricado por Sabre Red Security Equipment Corporation. Poco después, le echaron otro bote de 350 ml. Pasados diez minutos, uno de 175 ml. Más tarde, rociaron un bote de 200 ml de Clearout, una marca de granadas en aerosol que contienen gases de CO y CS (ortoclorobenzalmalononitrilo), fabricado por Aerko International. El gas CS (llamado así por B.B. Corson y R.W. Stoughton, los científicos estadounidenses que lo descubrieron) es un gas lacrimógeno cuyo polvillo blanco contiene varios grupos funcionales de cianuro que se desarrollaron en el hermético parque de ciencia militar británico de Porton Down. Cada vez que vaciaban un bote, cerraban la portezuela de la comida, dejando la celda completamente estanca. Él y otro recluso que presenció el incidente escribieron que pensaban que los guardias pretendían matarlo.

En otra carta, otro recluso cuenta cómo le gasearon por reclamar en nombre de otras dos personas que solicitaron asistencia psiquiátrica y que, en lugar de ser atendidos, fueron gaseados. En su sección, habían cortado el suministro de agua. Este recluso ya estaba sufriendo irritación en los ojos y la garganta por los gases utilizados contra los otros dos hombres menos de una hora antes. Salió en defensa de ellos y les dijo a los guardias que no tenían derecho a cortar el agua. Escribe que poco después colocaron una barra debajo de su puerta y le gasearon durante 5 a 7 segundos a través de la mirilla. Sin nada más con que aliviar el dolor, se echó agua del retrete en la piel. Le dejaron en la celda confinada durante unos 40 o 50 minutos. Cuando suplicó ayuda, le apuntaron con un rifle antidisturbios. "Al día siguiente me desperté con dolores terribles en todo el cuerpo, y tenía las piernas, muslos, brazos y cara llenos de ampollas. Tras unos días, me vio un enfermero y me diagnosticó quemaduras químicas de primer grado. Las heridas supuraron pus amarillento durante dos semanas." Robert, otra persona encarcelada en el MOCC, también escribió que había sufrido quemaduras de primer grado por exposición secundaria después de que otra persona fuera rociada como respuesta a un incidente de salud mental.

Estos son tan solo algunos extractos de los testimonios escritos en más de 100 cartas enviadas a War Resisters League por personas encarceladas en prisiones estadounidenses respecto a lo que los guardias llaman "el insecticida". Entre la multitud de violaciones y vulneraciones de derechos humanos que se producen diariamente en las cárceles de todo el país, el uso de gas lacrimógeno, spray de pimienta y otras armas químicas es un tipo de maltrato que normalmente se oculta. Los aerosoles químicos se utilizan a menudo como táctica de castigo en las cárceles estadounidenses en respuesta a infracciones menores, contra personas que sufren dolencias mentales y aquellas que reclaman por sus derechos, y a menudo se aplica en espacios confinados. Si bien el gas lacrimógeno está permitido para uso nacional, el Derecho internacional lo proscribe en las guerras, un doble rasero que urge eliminar lo antes posible.

¿Qué es el gas lacrimógeno?

Los gases lacrimógenos, contrariamente a lo que podría pensarse, no son gases, sino partículas sólidas que se dispersan por el aire mediante un aerosol. Desarrollados y utilizados durante la I Guerra Mundial, son agentes nerviosos que activan directamente las neuronas perceptoras del dolor. A pesar de que las empresas estadounidenses los distribuyen con nombres tan inocuos como Nonlethal Technologies (tecnologías no letales) y AmTech Less Lethal (AmTech menos letal), los gases lacrimógenos están muy lejos de ser irritantes benignos. Justo al contrario, todos los datos apuntan a que se trata de agentes químicos peligrosos y potencialmente letales, tal y como se demostró en 2010 con la muerte de Randall Jordan-Aparo en la Institución Correccional Franklin de Florida, después de que los guardias gasearan su celda a través de la portezuela de la comida. En realidad, los gases lacrimógenos son tan peligrosos que fueron proscritos para uso bélico por la Convención sobre Armas Químicas y el Protocolo de Ginebra de 1925.

Tratamientos para la intoxicación por gases lacrimógenos:

Si bien el lavado con agua puede descontaminar parte de la exposición al gas, lo más siniestro es que el agua también puede exacerbar el dolor, sobre todo si se ha estado expuesto al muy tóxico gas CR, a base de dibenzoxazepina, y otros tipos de agentes químicos.

En EE UU, muchos grupos que se enfrentan a la represión del Estado fuera de las cárceles han encontrado sus propios métodos de enfrentarse a los ataques con gases lacrimógenos. Sin embargo, las personas encarceladas tienen poco acceso a estas respuestas o protecciones. Con todo, en la web de International News Safety Institute (INSI) aparecen algunas recomendaciones que las personas que los sufren en las cárceles pueden tener en cuenta cuando las atacan con estos gases:

  • Si no se cuenta con ninguna protección, pueden cubrirse la boca y la nariz con paños o prendas de vestir para proteger las vías respiratorias (hay que tener en cuenta que la parte exterior de la ropa seguramente estará contaminada).
  • Mantener los brazos estirados ayudará a que el gas se desprenda de la ropa.
  • Intentar mantener una posición elevada: la mayoría de gases pesan más que el aire, por lo que las mayores concentraciones suelen hallarse cerca del suelo. Es importante no agacharse.
  • Recordar que el gas impregnará la ropa durante muchos meses; así, la ropa que haya podido contaminarse debería lavarse varias veces o descartarse.
  • Muchos de estos agentes son en forma de cristales, que reaccionan con el agua. Utilizar pequeñas cantidades de agua (como en una toalla o camiseta mojada) inmediatamente después de la exposición al gas CS seguramente reactivará los cristales y puede prolongar su efecto. La piel expuesta deberá lavarse con jabón y agua abundante. Ducharse primero con agua fría y después, caliente. No tomar baños.
  • No frotarse los ojos ni la cara, pues reactivaría los cristales.

Resistencia al gas lacrimógeno

El remedio definitivo para las personas encarceladas en el Complejo Correccional de Mount Olive sería la prohibición del uso de gas lacrimógeno y otros agentes químicos. Por ello, pese al peligro de represalias, los reclusos del MOCC han interpuesto querellas, presentado reclamaciones y han contado sus historias y escrito cartas a varias organizaciones con el fin de denunciar los terribles abusos a los que se les somete. Se informan entre ellos de sus derechos y se defienden mutuamente denunciando estos ataques.

Los defensores de los prisioneros, activistas y organizadores que viven en las cárceles se enfrentan a un desafío descomunal: el creciente mercado nacional de armas que abastece a las cárceles y la policía de todo el país. Las mismas empresas que se benefician de los abusos de armas químicas en las cárceles también cosechan pingües beneficios de ventas internacionales a regímenes corruptos que reprimen la disensión y los movimientos por la justicia social en todo el mundo. Estas empresas hacen demostraciones y venden sus armas en exposiciones como Urban Shield, una feria comercial con prácticas de entrenamiento para unidades de élite y cuerpos policiales que reúne a fuerzas de seguridad locales, nacionales e internacionales con "contratistas de defensa" para ofrecer entrenamiento e introducir nuevas armas en mercados potenciales. Cientos de personas encarceladas en EE UU oponen su resistencia a todo ello contando sus historias de malos tratos con gases lacrimógenos y otras armas químicas. Es evidente que todo uso de estos gases es una violación de la salud y los derechos humanos. Enfrentados a situaciones extremas, arriesgadas y que algunos consideran "imposibles", los denunciantes de estos abusos poseen, pese a todo, una extraordinaria capacidad de respuesta que podría ser su antídoto más potente.

A través de la dignidad, la autodeterminación individual y la liberación de todos los seres, YaliniDream imagina el giro de la economía humana desde la extracción, la explotación, la violencia y la guerra hacia el amor, el apoyo mutuo, la implicación con el otro, la creatividad y la regeneración, en pos de la paz a través de la justicia en los reinos de la Tierra, la psique, el alma y los sueños. Twitter: @YaliniDream

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