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$1,917,000,000,000. O 1,9 billones de dólares. De cualquier forma en que lo escriban, es mucho dinero gastado en militarismo: en la producción y desarrollo de armas, en soldados, en guerras, en bases, en sistemas de mando y apoyo, en represión.

Samantha Hargreaves de WoMin—una alianza africana dedicada a las cuestiones de género y las industrias extractivas— habla con Andrew Dey, miembro de IRG, sobre las relaciones entre el género, las industrias extractivas y el militarismo en África, y sobre las acciones que está llevando a cabo esta alianza para contrarrestar la situación.

– Cuéntenos sobre la labor que realizan. ¿Qué es WoMin? ¿Cuándo se formó y cómo está compuesta esta alianza? ¿Cuáles son los asuntos críticos en los que trabajan?

– WoMin se puso en marcha en octubre del 2013. Trabajamos con aproximadamente 50 organizaciones afiliadas en 14 países de África meridional, oriental y occidental. La mayor parte de nuestros socios se dedican a tratar cuestiones relativas a las tierras, los recursos naturales, las industrias extractivas, la justicia ambiental y climática, y los derechos de las mujeres. En general, nuestro trabajo con las organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres ha representado un desafío debido al hincapié que hacen en cuestiones de género más “tradicionales”, como la violencia contra las mujeres, la educación y la salud de las mujeres y las niñas; una cantidad más pequeña trabaja en temas relacionados con el medioambiente, las tierras y otros asuntos de justicia económica.

Mujeres de WoMin y el intercambio de carbón, en África meridional. Fotografía: Heidi Augestad

“Cada bomba arrojada, cada bala disparada tiene que haber sido fabricada en algún lugar y, donde sea que este se encuentre, se le puede hacer frente.”

Smash EDO

Return to Conscientious Objection: A Practical Companion for Movements

Ferda Ulker, one of the first Turkish women to publicly declare herself a conscientious objector, writes about how gender and militarism intersect in the particular context of Turkish society, though her insights also have a broader application for any  patriarchal  and militarised society – which is to say, most if not all societies.

Editorial

Placheolder image

Las últimas noticias de este mes sobre la objeción de conciencia son un recordatorio de que, al trabajar juntos como un movimiento internacional contra la guerra, las repercusiones de la resistencia al militarismo es vista por la gente como un rechazo a luchar.

por michelle renyé (abril 2014, traducido por la autora del original en inglés descargable en una versión de mayo 2014 en http://www.wri-irg.org/node/23047)

¡Las mujeres deciden, el Estado garantiza, la sociedad respeta y la Iglesia católica no interviene!

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Sahar Vardi

Desde la creación de su Estado, el servicio militar es obligatorio para hombres y mujeres en Israel. El país hace gala, tanto dentro como fuera de sus fronteras, de su relativo igualitarismo sexual en el ejército, en el que las mujeres pueden contribuir a su sociedad de la misma forma que los hombres y demostrar su valía. Esta aparente igualdad sexual de la que se jacta el ejército provoca una determinada perspectiva feminista acerca de la conscripción femenina.

Editada por Ellen Elster y Majken Jul Sørensen
Prefacio de Cynthia Enloe
Traducción de michelle renyé

Publicada por la Internacional de Resistentes a la Guerra (WRI-IRG)
Julio de 2011
ISBN 978-0-903517-24-9

CONTENIDO Nota de la traductora Prefacio del Editor Cynthia Enloe: Prefacio
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