Editorial: Detener el Negocio de la Guerra

La guerra se sirve de raíces profundas, y deja enormes legados. Años después de las llamativas detonaciones de bombas y los vehículos blindados dando vueltas, y después de que los fotógrafos hayan recogido sus cosas y se hayan ido a su casa, la violencia está siendo alimentada, nutrida y aprovechada. En noviembre vimos los asombrosos ataques en París –el primer día laborable después de que el presidente francés “declarase la guerra” a Daesh vio unos crecimientos saludables en el precio de las acciones de algunas de las mayores empresas de armas del mundo–. Para algunos, la guerra es lucrativa.

Esta edición del Fusil Roto explora las diferentes formas en las que tiene lugar “la especulación de la guerra” y se basa en los artículos presentados por los oradores en el seminario “Detener el Negocio de la Guerra”, organizado conjuntamente por la Internacional de Resistentes a la Guerra y nuestro socio surcoreano, “Mundo sin Guerra”. El seminario tuvo lugar en Seúl, Corea del Sur, y reunió a activistas que desafían las muchas caras de la especulación de la guerra y demostraron que un “pilar del poder” fundamental que hace la obscena violencia de la guerra inevitable es la manera en la que las grandes empresas son capaces de beneficiarse de su preparación, y de sus efectos. Después de dos días de compartir campaña, investigación y tácticas de acción directa, trabajamos juntos para interrumpir las preparaciones de la feria de armas ADEX.

Para destacar el contexto geográfico en el que íbamos a actuar, Wook-sik Cheong explica la política de la región, y la resistencia a la construcción de una base naval en la isla de Jeju por parte del ejército estadounidense. La especulación de la guerra cuenta con la complicidad del gobierno nacional e igualmente depende de acuerdos clandestinos y de corrupción –Andrew Feinstein, un antiguo Miembro del Parlamento sudafricano del Congreso Nacional Africano y un experto mundial en el comercio de armas, escribe sobre el poder del comercio de armas y el nivel de corrupción que hay dentro del mismo–.

Aunque el comercio de armas es una parte esencial de esta historia, semejante especulación va más allá de la venta de armas y de bombas –para dar una amplía introducción al tema, Jordi Calvo Rufanges escribe desde España sobre la manera en que la especulación de la guerra puede ser considerada como “el militarismo neoliberal”, como un modelo económico por derecho propio–. Para evaluar las intrínsecas dimensiones de género de la especulación de la guerra, Jasmin Nario-Galace de Filipinas explora la forma en la que el patriarcado y el dominio masculino ha llevado a un entendimiento específico de “seguridad” y “defensa”, la forma en la que un entendimiento militarizado de los efectos de seguridad de las mujeres y las acciones que las activistas por la paz femeninas han llevado a cabo para desmontar estas narrativas.

Rosa Moiwend, que escribe desde Papúa Occidental, explora los vínculos entre el colonialismo, el desarrollo y la militarización, y la resistencia pacífica desde la base muestra los inmensos proyectos de minería, a pesar de la represión generalizada. Esto es complementado con una pieza de Lexys Rendón, que escribe sobre los vínculos entre la militarización y el extractivismo en América Latina, y la manera en la que el compromiso con la extracción de aun más recursos naturales de la tierra está alimentando la militarización en la región.

Para terminar, hemos incluido algunas historias personales. La primera es de una exitosa campaña para parar un cargamento de gas lacrimógeno de Corea del Sur a Bahréin –uno de los ejemplos más concretos de como “todo lo que se necesita para que el mal prospere es que la buena gente no haga nada” pero (para extender la metáfora) cuando actuamos, ¡podemos ganar!– Además, tres participantes en el seminario “Detener el Negocio de la Guerra” reflexionaron sobre lo que habían aprendido de su viaje a Seúl y su participación en el evento.

Andrew Dey

Traducción: Yolanda Alvarez

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