En octubre de 2019, en Chile, se generó un histórico estallido social (inesperado para la gran mayoría). En este escenario, el actual gobierno intentó amortiguar y calmar las desbandadas protestas que se dieron casi todos los días. Con los militares en las calles, junto a la policía comenzó una fuerte represión a las y los manifestantes de todo Chile. Llegó marzo y comenzaron los primeros casos de Covid-19 en el país. A medida que los casos aumentaban y comenzaba el miedo generalizado, el gobierno tuvo la gran oportunidad de desviar la atención mediática de la protesta hacia la emergencia sanitaria.