Las mujeres de Siria e Irak: Continuar el flujo de armas no es el modo de poner fin a la violencia

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Por Julie L. Arostegui, J.D.

No cabe ninguna duda de que se debe acabar con el grupo al que comúnmente se conoce como el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL). Las estrategias brutales utilizadas por este grupo violento, extremista y arcaico que pretende establecer un califato islámico al estilo del siglo VII, han quedado claras al mundo: decapitaciones de civiles, ejecuciones en masa, asesinatos y secuestros de no musulmanes y minorías religiosas y étnicas. Lo que es aún más preocupante es la horrible violencia sexual que se está perpetrando contra mujeres y niños como estrategia bélica. Funcionarios de las Naciones Unidas han condenado los “actos de barbarie” de violencia sexual y “violaciones salvajes” que ISIL ha cometido contra las minorías de las zonas bajo su control.

A la semana de la toma de posesión de Mosul por parte de ISIL el mes de junio pasado, activistas de los derechos de las mujeres denunciaban incidentes de mujeres que habían sido raptadas y violadas y llevadas para “matrimonios de la yihad”, como esposas forzosas para los combatientes de ISIL. En agosto la ONU calculó que ISIL había forzado a unas 1.500 mujeres, niñas y niños a ser esclavos sexuales. Un activista describía recientemente un mercado de concubinas en Mosul en el cual se vendían mujeres y niñas a combatientes de ISIL y a los líderes ricos (sheiks) de las tribus de la región.

El desplazamiento masivo de personas también ha causado una grave crisis humanitaria en ambos países, siendo las mujeres y los niños los más afectados con diferencia. En Irak al menos 1,2 millones de personas han sido desplazadas en lo que va de año; se han visto obligados a huir de sus hogares para escapar de los violentos ataques. En Siria hay más de 9 millones de desplazados y están luchando por sobrevivir tras casi cuatro años de guerra civil, agravada por el ascenso de ISIL. Las mujeres y niñas son especialmente vulnerables en los casos de desplazamientos forzosos puesto que luchan por proveer y protegerse a sí mismas y a sus familias. Son ellas las que se encuentran en un mayor riesgo de violencia sexual y de género en ambientes sin ley que no toman en cuenta sus necesidades. Cuando las instalaciones están al descubierto y la tasa de abusos es alta, incluso ir al baño puede ser peligroso para las mujeres y niñas. Muchas familias están casando a niñas en un intento desesperado por mantener a sus familias y protegerlas de la violencia por razones de género.

Las atrocidades de ISIL equivalen a genocidio (destruyendo toda una sociedad), crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, el uso de fuerzas militares para detener a ISIL no es la solución.

Las mujeres no son sólo víctimas de los conflictos y de la violencia sexual; son también fuertes mediadoras para la paz y la seguridad. Tanto en Siria como en Irak, las mujeres han estado a la vanguardia de la defensa de la paz, estrechando lazos entre las fuerzas políticas, entre divisiones étnicas y religiosas en un intento de unir a las comunidades, y hacer frente a las causas sociales ya enraizadas del aumento del extremismo violento. Las mujeres en ambos países han dejado claro que quieren la paz sin más violencia y sin más armas.

Según las mujeres, tres años y medio de guerra civil en Siria no les ha conducido a ninguna parte, y armar más aún a la oposición no ayudará. Lo que necesitan es que cese el flujo de armas de todas partes, y que los combatientes extremistas extranjeros dejen de entrar en el país.

En Irak, dicen, las anteriores intervenciones militares de EEUU sólo trajeron destrucción y 11 años de políticas divisivas así como el apoyo estadounidense al sectarismo – políticas basadas en sectas religiosas – que han creado una clase sectaria adinerada y han nutrido el auge de ISIL como una segunda generación de Al-Qaeda así como el odio entre suníes y chiitas. Esto también fomenta un ambiente en el que muchos hombres jóvenes quieren luchar contra lo que consideran imperialismo estadounidense y son, por lo tanto, reclutados fácilmente por grupos extremistas como ISIL.

Una guerra liderada por EEUU sólo servirá para ampliar y profundizar el problema. Los ataques aéreos y una intervención militar seguramente encenderán más y fortalecerán a ISIL y agudizarán su sentimiento extremista y anti-americano. La posibilidad de encontrar soluciones políticas disminuirá según avanza la guerra, y la esperanza de conseguir una paz sostenible va siendo cada vez más remota. Mientras tanto, EEUU se verá envuelto en una guerra con costosos sacrificios tanto de sangre como de riquezas.

Como dijo recientemente un activista de los derechos de las mujeres sirias, una solución armada al conflicto sólo ayuda a aquellos que están armando a los dos bandos. Según un artículo reciente de William Hartung, del Centro de Política Internacional, y Stephen Miles de Win Without War (Gana sin guerra), la guerra contra ISIL es una buena fuente de ingresos para productores de armas como Boeing y Lockheed Martin, así como una ayuda importante para los contratistas de defensa como Dyncorps y Triple Canopy. De hecho, el valor de las acciones de los principales contratistas del Departamento de Defensa de EEUU ya ha llegado a máximos históricos desde que comenzó la intervención militar estadounidense en Irak y Siria hace dos meses.

Además, una sociedad militarizada supone un mayor riesgo para las mujeres. Según Reaching Critical Will, un programa de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad:

La transferencia irresponsable a través de fronteras de armas, municiones, armamento y equipamiento relacionado ha dado lugar a actos de violencia por motivos de género perpetrados tanto por actores estatales como no estatales. Por tanto, en las recientes negociaciones del Tratado sobre el Comercio de Armas (ATT en sus siglas en inglés), organizaciones de la sociedad civil y gobiernos con ideas afines trabajaron conjuntamente para asegurarse de que el tratado incluía una cláusula jurídicamente vinculante sobre la prevención de la violencia armada por motivos de género.

El ATT, que fue adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 2 de abril de 2013 y entra en vigor el 24 de diciembre de 2014, es el primer tratado internacional que reconoce la relación entre las armas y la violencia por motivos de género. El artículo 7(4) del tratado obliga a los Estados partes exportadores a tener en cuenta el riesgo de que las armas convencionales, municiones, partes o componentes mencionados se utilicen para cometer o facilitar actos de violencia por motivo de género. Los estados no podrán autorizar la transferencia cuando exista un riesgo de violencia por motivo de género que supusiese una violación del derecho internacional humanitario o de los derechos humanos, que pudiese socavar la paz y la seguridad o formar parte del crimen organizado transnacional.

Proveer a la región de más armas sólo hará más daño.

En cambio, lo que se necesita son fuertes esfuerzos internacionales con la participación de las Naciones Unidas y de los socios regionales e internacionales, que se centre en estrategias económicas y diplomáticas unificadas que incluyan:

  • Trabajar para acabar con la financiación y el flujo de armas a ISIL;

  • Abordar las causas enraizadas malestar en la sociedad para poder frenar el apoyo popular a ISIL;

  • Evitar que ciudadanos extranjeros entren en estos países para unirse a los grupos rebeldes;

  • Aumentar la asistencia humanitaria;

  • Apoyar los esfuerzos locales por la consolidación de la paz;

  • Permitir que las mujeres tengan voz en todas las negociaciones y los procesos de paz; y

  • Trabajar en la región para establecer soluciones políticas.

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Women, Peace and, Security Policy Director, Women’s Action for New Directions (WAND)

@JulieLArostegui

Women’s Action for New Directions (WAND) es una organización nacional sin ánimo de lucro dedicada al empoderamiento de las mujeres para que actúen políticamente para reducir la violencia y el militarismo, y para reorientar los recursos militares excesivos hacia necesidades ambientales y humanas insatisfechas. WAND se fundó en 1982 y está compuesta por un Fondo para la Educación 501-C3 WAND, un Centro de Acción 501-C4 WAND Inc. para miembros y secciones, el Comité de Acción Política WAND y el Grupo de Presión de Mujeres Legisladores (WiLL). WAND es una ONG reconocida por las Naciones Unidas. Para más información ir a www.wand.org.

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