Las mujeres francesas dicen “No a la guerra”

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La creación de un marco para la
objeción de las mujeres al servicio militar fue uno de los frutos de
“Assises de l’objection”, una reunión de tres días sobre
objeción de conciencia organizada por la comunidad Le Cun du Larzac
en el sur de Francia.

La conferencia y sus talleres
analizaron todos (o muchos) de los aspectos de la objeción, desde la
presión sobre la comunidad científica para que colaboren con la
institución militar, la militarización de la educación, el papel
de las parroquias en la objeción... a la objeción fiscal. El taller
sobre mujeres y militarismo, abierto a hombres y mujeres, abordó un
problema que lleva tiempo presente: la potencial movilización de las
mujeres en tiempos de guerra.

Una ley de 1959 establece que “la
provisión de personal femenino podrá
hacerse bajo las mismas condiciones y penalizaciones que la del
personal masculino”. Como indicador de las intenciones del Estado
de militarizar la sociedad francesa en su conjunto, esta ley ha
provocado considerable atención desde que fue promulgada. En la
reunión del Larzac se redactó un Estatuto de Objetora para las
mujeres que lo desearan suscribir.




Promulgación del Estatuto de Objetora

De acuerdo a la ordenanza de 1959, las
mujeres son movilizadas para la organización general de la defensa
sobre la misma base que los hombres.

La defensa es un estado permanente que
prevé y permite en toda circunstancia y en todo momento la
movilización de personal militar y de la población civil, hombres y
mujeres, todos bajo la misma autoridad, y con las mismas obligaciones
para los casos de amenaza; según sean las tensiones internas o
externas, uno o varios de los sectores de actividad del país pueden
ser puestos directamente bajo la dirección y responsabilidad del
Ejército.

Como mujeres antimilitaristas en lucha
por el reconocimiento de nuestros derechos, denunciamos:

■ Al Ejército
como medio para la perpetuación de la dominación de las mujeres a
manos de los hombres, por su ideología machista, el valor del
uniforme, el culto a la violencia, la reproducción del modelo
patriarcal mediante el uso de la autoridad concebida jerárquicamente.


■ La
proliferación, en torno a las bases militares del mundo, de la
prostitución, la violación y otros abusos cometidos contra una
población que los militares supuestamente deben “proteger”.

Las mujeres no se encuentran fuera del
sistema militar, como lo demuestra la ordenanza de 1959 y el resto de
alicientes para incitarles a hacer carreras militares.

Nos negamos a participar en la
represión de los movimientos sociales.

Tenemos un papel importante que
desempeñar en los sectores sujetos a requerimiento militar, a saber,
salud, educación, comunicación, transporte y servicio público,
para bloquear el proceso de militarización y negarnos a colaborar
con él.

Por todas estas razones, nos declaramos
objetoras de conciencia a cualquier tipo de requerimiento militar:
nos negamos a servir en temas de defensa.





Periódico Peace News, agosto
1991. Resumido del informe publicado en la revista belga del MIR-IGR,
L’Objecteur, en julio 1991.

Publicado en: Objetoras de conciencia. Antología

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