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Tim Wright

Todos los años, los nueve estados con armas nucleares gastan un total conjunto de más de 100.000 millones de dólares en sus fuerzas nucleares, montando nuevas cabezas nucleares, modernizando las antiguas y construyendo misiles balísticos, bombarderos y submarinos para lanzarlas. Gran parte de ese trabajo es llevado a cabo por empresas privadas, que son financiadas por una vasta red de instituciones financieras por todo el mundo.

Antecedentes

En abril de 2009, el presidente Barack Obama declaró en Praga que implicaba a EEUU en una visión de un mundo libre de armas nucleares. Su visión fue bienvenida casi universalmente, y, finalmente, premiada con el Premio Nobel de la Paz.

Desde entonces, ha quedado claro que la visión del presidente no está provocando un cambio en la política nuclear de EEUU. En vez de esto, las cosas se han puesto, como dice Alicia en el País de las Maravillas, curiosas curiosas. El camino a un mundo libre de armas nucleares, cree al parecer el presidente, pasa primero por el mayor aumento en inversión en armas nucleares en la historia – el presupuesto para la producción de armas casi se doblará, hasta los 13000 millones de dólares, en los próximos cinco años.

El veredicto irá llegando despacio. Hay varias cosas que invitan al optimismo, a la esperanza, podríamos decir, en lo que se refiere a la lucha contra la corrupción, el fraude, el despilfarro y los engaños de los especuladores de la guerra. Y, como es lógico, existen también muchas razones para dudar de que lleguemos a ver ningún verdadero cambio. Yo, realmente, no sé qué esperar. Si Obama cumple sus positivos programas, les hará la vida bastante más difícil a los contratistas militares.


Existen muchas corporaciones especulando en la RepúblicaDemocrática del Congo (DRC), y la industria minera es una de lasmás involucradas en la desestabilización del país.

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