Venezuela aumenta compra de armamento ruso mientras aumenta la miltarización de la sociedad

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Rafael Uzcategui

En su más reciente visita a Venezuela, el primer ministro ruso Vladimir Putin reveló que las compras de armamento realizadas por el gobierno de Caracas sobrepasaban la cifra de cinco mil millones de dólares. Durante su declaración Putin dio a conocer un informe sobre el sector de defensa, mencionando que los contratos estaban a cargo de 13 empresas rusas, incluida IzhMash, fabricante de fusiles.

Según datos del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI) en los últimos diez años del total de importaciones de armas al país latinoamericano un 77.6% provienen de Rusia. Entre las adquisiciones se cuentan aviones de combate Sukhoi, helicópteros Mi-17 y Mi-35, fusiles de asalto Kalashnikov (más el convenio para instalar una fábrica de esos rifles y sus municiones), tanques S-300 y misiles antiaéreos.

Los contratos realizados con la Federación Rusa son justificados con la excusa del “antiimperialismo”. A pesar que Venezuela exporta casi el 70% de su petróleo a los Estados Unidos, voceros del gobierno venezolano han señalado como “inminente” una posible intervención militar de su parte. Por su parte el periodista oficialista Eleazar Díaz Rángel, director del diario Ultimas Noticias, niega el hecho que exista una carrera armamentista por parte del gobierno bolivariano, afirmando que las compras a Rusia se legitiman por la existencia de un “bloqueo estadounidense, que no sólo no le vende ningún tipo de armamento sino que, en violación a los contratos suscritos, no le suministra los repuestos y equipos para mantenimiento de los aviones F16; y además impidió que Brasil y España pudieran venderles unidades aéreas y navales para modernizar o renovar su fuerza armada”.

Según el SIPRI Venezuela ocupó el octavo lugar en el año 2008 en la lista de mayores importadores de armas. Un año después descendió al lugar 32, sin embargo, las recientes revelaciones del premier Ruso originarán una nueva escalada en el ranking. Lo particular es que esta nueva adquisición bélica ocurre en un año en el cual Venezuela sufre las consecuencias de la crisis económica mundial, el cual ha disminuido drásticamente el precio de su principal producto de exportación: el petróleo. Una declaración de la organización de derechos humanos Provea alertó que dichas adquisiciones se realizaban “a costa de desmejorar posibles impulsos a las políticas que beneficien a los sectores más vulnerables del país”. En este sentido realizaron un cálculo de la cantidad de viviendas –un sector en el cual el gobierno del presidente Chávez ha sido particularmente ineficiente -que hubieran podido construirse con el monto de la compra de armas rusas. La cifra resultante fue de 143.333 viviendas, casi la mitad del total de las casas construidas por el gobierno bolivariano en diez años.

Provea, y otras organizaciones sociales del país, asimismo han alertado en la adquisición se realiza en un contexto de progresiva militarización de la sociedad venezolana. Después que una ley estableciera que un cuerpo civil, denominado “reserva”, constituyera el quinto integrante de las Fuerzas Armadas Venezolanas, el pasado 11 de abril se realizó la juramentación de 35.000 milicianos y milicianas, cuyo objetivo oficial sería la “defensa de la soberanía”. Sin embargo, algunos voceros del alto gobierno, como el ministro Diosdado Cabello afirmó que además tendrían como labor la confrontación con los sectores críticos del gobierno. Se espera que para finales del año 2010 hayan sido juramentados un total de 200.000 de estos combatientes civiles.

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