Turquía: Aumenta la presión sobre los objetores de conciencia

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Turquía ha aumentado recientemente la presión sobre los objetores de conciencia. Tal como se publicó en la lista de distribución co-alert del 1 de abril, el objetor de conciencia Enver Aydemir fue sentenciado el 30 de marzo a 10 meses de prisión por cargos de deserción. Aunque fue liberado de prisión después del juicio porque había pasado suficiente tiempo durante la detención antes del juicio, ha vuelto de nuevo a la prisión militar de Eskisehir, según ha publicado Bianet. Esto supone el inicio de un círculo vicioso de sentencia por desobediencia, encarcelamiento, retorno a la unidad militar, una nueva orden que será desobedecida y otro encarcelamiento.

La dura sentencia al objetor de conciencia Enver Aydemir va acorde con los recientes acontecimientos en Turquía, lo que provoca un empeoramiento de la situación de los objetores de conciencia, tanto con los declarados como con los no declarados.

En julio de 2008, siguiendo una decisión de la Corte Europea de derechos Humanos en el caso del objetor de conciencia Osman Murat Ülke, el Ministro turco de Justicia aprobó una nueva regulación que establecía que las órdenes de reclutamiento no debían ser desde ese momento grabadas en los sistemas de información de la policía. Por tanto, no existiría el temor a nuevos arrestos en los centros de control de la policía. Esto significa que los objetores, que son legalmente considerados desertores o que evaden el reclutamiento, están bajo la amenaza de ser arrestados durante cualquier control de identidad, tal como sucedió con Enver Aydemir, que fue arrestado el 24 de diciembre de 2009.

En el caso del juicio del objetor de conciencia turco Osman Murat Ülke, en enero de 2006, la Corte Europea de Derechos Humanos dictaminó que “los numerosos procesos criminales contra el acusado, los efectos acumulativos de las convicciones criminales que resultaron de esto y de la constante alternación entre acusación y los términos de encarcelamiento, y todo esto con la posibilidad de una acusación para el resto de su vida, han desproporcionado el objetivo de asegurar que él hiciese el servicio militar. Más bien se ha calculado la represión a la personalidad intelectual del acusado, provocándole sentimientos de miedo, angustia y vulnerabilidad capaces de humillarle y degradar a su persona, y romper de este modo su resistencia y esperanza. La vida clandestina que conduce a la “muerte civil” que el acusado se ha visto obligado a adoptar fue incompatible con el régimen de castigo de una sociedad democrática”. Esto consiguientemente dictamina que “los actos considerados anteriormente constituyen un trato de degradación dentro del contenido del artículo 3” (ver CO-Update Nº 17, febrero 2006).

Turquía no sólo ha seguido esta rutina en el caso de Enver Aydemir, sino que parece que tras un cierto período de relajación, los objetores de conciencia deben hacer frente a la “muerte civil” en su vida diaria, incluso cuando no han sido arrestados.

Fuentes: Hurriyet Daily News: Turkish conscientious objector sent back to military, 31 de marzo de 2010; Bianet.org: Conscientious Objector in Jail, his Supporters on Trial, 5 de abril de 2010; European Bureau for Conscientious Objection: The Right to Refuse to Kill, otono de 2008

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