Reflexiones sobre el apoyo a prisiones pacifistas

Michael Walli, Sr. Megan Rice and Greg Boertje-Obed
Author(s)
Paul Magno

En julio de 2012, tres activistas norteamericanos del desarme, Greg Boertje-Obed, Megan Rice y Michael Walli, se involucraron en una acción directa no violenta a la que apodaron “Transformar ahora a los Plowshares”, en el Complejo Nacional de Seguridad Y12, en Oak Ridge, Teneessee. Oak Ridge es un sitio que data del comienzo del Proyecto Manhattan que tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial y sigue siendo el vínculo esencial en la capacidad de producción de armas nucleares de los Estados Unidos. Los tres fueron capaces de cruzar el terreno de la reserva federal durante la noche, superar cuatro barreras de seguridad y enfrentar la Instalación de Mantenimiento de Uranio Altamente Enriquecido (HEUMF, por sus siglas en inglés) – un depósito de 400 toneladas métrica de uranio en grado para producir bombas, cantidad suficiente para producir 10.000 armas nucleares. Una vez allí señalizaron la zona con cinta para señalar una escena de crimen, desplegaron banners de paz y escribieron mensajes biblícos en las paredes del edificio con aerosoles y sangre humana. Luego de ser arrestados, finalmente, se los acusó por los delitos de daños materiales y sabotaje, y se los juzgó ante el jurado en la corte federal en el posterior mes de mayo. Se condenó a los tres en ambos cargos, y en febrero de 2014, se dictó sentencia de prisión de alrededor de tres años para Megan Rice (monja de la iglesia católica de 80 y pico de años) y cinco años para los hombres. Los acusados apelaron su convicción bajo el acto de Sabotaje y ganaron su apelación en mayo de 2015, lo cual los puso en libertad. Esta fue la primera vez en treinta y cinco años de historia del movimiento Plowshares de los Estados Unidos que activistas condenados han ganado un recurso legal.<--break->

Varios de nosotros mantuvimos un continuo papel importante en el apoyo al movimiento “Transformar ahora a los Plowshares” en los años en que se desarrollaron estos hechos, y en el año y pico posterior a su liberación. Este artículo se enfoca en ese aspecto de este particular testimonio del desarme, en lo que implicó y en las lecciones que podrían beneficiar el avance de nuestros movimientos de paz y justicia. Muchos de nosotros que vivimos en Estados Unidos nos preguntamos qué es útil para los activistas y los movimientos, qué sostiene las inquietudes que necesitamos para mantenernos en la opinión pública; y hacer ese análisis de conciencia a punto de iniciarse la era de Trump,  acerca de cómo perseverar, es de indudable importancia.

Cuando se conoció la acción en julio de 2012, varios de nosotros acordamos realizar un trabajo clave en apoyo al movimiento “Transformar ahora a los Plowshares”. Eso implicó coordinar a antiguos activistas locales de la paz y a una red nacional (e internacional) de resistencias nucleares populares establecidas en favor de los desafíos que se presentaron ante el arresto y el potencial juicio.

A nivel local, nuestro socio principal fue la Alianza de Paz Ambiental de Oak Ridge, que ha trabajado fielmente en la exposición del trabajo del complejo nuclear Y12 durante décadas y que ha aportado mucho conocimiento acerca del tema y recursos locales al esfuerzo. En términos más amplios, pudimos compartir la palabra con la red de contactos con la que estamos familiarizados como consecuencia de más de tres décadas de acciones similares del movimiento Plowshares, principalmente en Estados Unidos, y luego extender esa divulgación a otros grupos pacíficos claramente fuertes y progresivos basados en la fe. Tuvimos la buena suerte de ver al movimiento y la fascinación de los medios de comunicación por la osadía de la acción (hasta este punto se consideró a Y12 la instalación nuclear más segura del mundo y, en la literatura oficial, se la denominó "el Fort Knox de uranio”). La figura de Megan Rice, una monja de 82 años de edad, cautivó de manera particular la imaginación de muchos, incluidos los medios de comunicación nacional e internacional, tras aparecer desde temprano en un relato sobre la acción en la portada del New York Times.

Para apoyar la acción, concluimos que necesitábamos alcanzar varios objetivos prácticos. Teníamos que:

  • desarrollar un fuerte apoyo local, a través de personas que estén dispuestas a alojar y alimentar a activistas extranjeros, que concurran a actos públicos, judiciales y extrajudiciales de un momento a otro, que visiten, apoyen y se comuniquen con los tres activistas que están en prisión.

  • contactar a la red nacional e internacional de activistas dedicados a favor de la paz y el desarme por teléfono, medios electrónicos, e involucrarlos en el testimonio.

  • preparar los aspectos legales del caso, incorporando el talento legal que potenciaría a los tres activistas, que prefirieron representarse ellos mismos en el juicio y así adherirse mejor al mensaje básico que llevaron en primer lugar al Y12, que dice que la perdurabilidad de la amenaza nuclear por parte del centro de seguridad nacional de los Estados Unidos es inmoral e ilegal y que la resistencia consciente que no involucre violencia es buena, necesaria y legalmente requerida. Esa preparación legal incluiría la búsqueda de recursos legales y testigos expertos que permitan una presentación sólida de esa línea de “defensa” en el juicio.

Conseguir el dinero necesario para asistir este abanico de necesidades, en especial, ocuparse de los tres activistas y su testimonio público en el juicio o en otros lugares también era un objetivo práctico importante.

Contamos con una gran auto organización basada en relaciones y compromisos históricos que consideramos confiables. La no violencia y la comunidad estaban entre los recursos del movimiento que pudimos involucrar, no simplemente como una filosofía sino como una experiencia real vivida a largo plazo. Dicha comunidad poderosa comenzó con los tres actores y su principal apoyo comunitario, pero hubo en abundancia por parte de muchos de los individuos y las redes que convocamos en respuesta a las necesidades del testimonio del movimiento “Transformar ahora los Plowshares”. Por lo tanto, la conducción del testimonio, centrada en los tres activistas y en su testimonio inicial, se convirtió en un esfuerzo comunitario y una opción de participación para un círculo creciente de personas que se mundializaron en su manifestación. En su momento, la acción y el movimiento Plowshares fueron homenajeados con el Premio al Futuro Libre de Armas Nucleares (desarrollado principalmente en Europa) y una gira de conferencias posterior a la liberación que presentan a la Hermana Megan en su viaje a seis países y ocho ciudades por más de tres semanas en enero de 2016.

El crecimiento descentralizado y orgánico de todo ese testimonio se basó menos en una ideología o estrategia fortificada que en algunas prácticas básicas que los movimientos no siempre reconocen de manera explícita como importantes. La confianza y el respeto mutuo jugaron un papel importante en el hecho de permitir que se expandiera este crecimiento a través de las redes que he descripto en lugar de una dirección sumamente centralizada. El grupo principal nos confinó estrechamente a la mensajería e información que debía originarse en Knoxville TN, sitio del juicio y centro de la iniciativa de apoyo, y compartirse e incluirse en redes para conocer cómo trabajar en la promulgación de ese conocimiento. Eso incluyó iniciar una adecuada campaña de solicitud y la escritura de una carta a la corte, además de las fechas de juicio y de lo que se esperaba de los participantes. Como respuesta, docenas de contactos y grupos locales de los alrededores de Estados Unidos repitieron esa información, y cientos de personas de todo el país viajaron a Knoxville para potencializar a los activistas locales y al núcleo organizador para que se unan a la amplificación del testimonio. En las audiencias durante y luego del, no tuvimos uno sino dos tribunales llenos de defensores (un tribunal contaba con un circuito cerrado de cámaras) la mayoría del tiempo; en parte porque debido a este enfoque orgánico y colaborador, tuvimos un alcance mediático mucho más extensivo que muchas de las acciones del movimiento Plowshares que tuvieron lugar durante décadas. Antes del juicio, un artículo importante en el diario Washington Post fue inaudito tanto para la cobertura que otorgó el movimiento de desarme directo como para la historia de columnas periodísticas de los Posts dedicadas a un artículo de interés humano o de noticias. También surgieron a nivel internacional artículos extensos fuera de la prensa de idioma inglés, como el Der Spiegel, una revista periodística importante de Alemania. De hecho, la hermana Megan Rice se enteró del impedimento a su liberación desde la prisión, en mayo de 2015, a través del programa de transmisión nocturna norteamericana de la British Broadcasting Corporation, un sábado a las 3 de la madrugada luego de una orden judicial de la cámara de jueces que sólo se había dictado al final de un viernes hábil, pero que todavía no se le había comunicado a su celda.

El arraigamiento a la comunidad y la no violencia profunda como recursos básicos para llevar a cabo y luego apoyar esta acción ha sido el eje central para su éxito en varios términos. Argumentar la dependencia de esos recursos mediante el respeto y la confianza mutua en un círculo de participantes, la de diferentes edades, experiencia y opinión, pero todos recibidos e incluidos como participantes según sus habilidades, ha hecho de esto un testimonio radical y comunitario, que colabora con el arco del universo, inclinándose hacia la justicia, es decir, a la no violencia y al desarme.

Información del autor

Paul Magno es un participante del movimiento del Trabajador Católico y un ex prisionero del movimiento Plowshares que reside en Washington DC. Fue parte del grupo de apoyo a la acción denominada “Transformar ahora a los Plowshares” durante más de cuatro años.

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