Evaluación de la acción

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La evaluación nos permite aprender de nuestras experiencias. Normalmente la gente evalúa de manera informal una actividad, ya sea mediante reflexiones personales, hablando con amistades o reuniéndose con un grupo de activistas centrales. Pero de todos modos es importante contar con una estructura para evaluar una actividad. En vez de dejar la evaluación en manos del azar o limitarla a una elite, debería organizarse como una actividad planeada y colectiva que valore las contribuciones de la gente que ha desempeñado diversos papeles, que aporta diversos niveles de experiencia y que tiene diferentes niveles de compromiso. Lo mejor sería animar a todo el mundo que ha participado en una acción o en la organización de un evento, a que tome parte en su evaluación.

Cuando las evaluaciones se vuelven una parte normal de nuestro trabajo, es más fácil recibir valoraciones honestas del proceso y el contenido del trabajo, y mejorar en el futuro. No debemos olvidar que habrá diferencias significativas de opiniones y que no es necesario que el grupo llegue a un acuerdo. También es importante señalar lo que ha sido un éxito y lo que ha ido mal, empezando por las evaluaciones positivas cuando sea posible. La estructura de la evaluación debería planearse cuidadosamente.

Algunos de los aspectos más obvios a abordar en una evaluación pueden ser los cuantitativos: “hemos repartido tantos folletos”, “hemos atraído a tanta gente”, “hemos conseguido tanta cobertura mediática”, “hemos bloqueado la carretera durante tantas horas”. Si esta información es importante para evaluar el desarrollo de la campaña, tenemos que garantizar que alguien está monitorizándola, que tenemos alguna manera de contar el número de manifestantes, que haya un grupo de medios que se encargue de reunir la información sobre la repercusión mediática, etc. Aunque a veces el juego de números puede distraer del propósito principal, sobre todo en el caso de protestas repetidas. Puede que hayan venido más manifestantes, pero la acción tuvo menos impacto y la gente de las primeras protestas puede haberse sentido inútil, haberse aburrido, asustado, o en cierto modo haberse sentido desalentada. Quizás la entrada de la base ha sido bloqueada durante más tiempo, pero la acción ha llegado a menos gente o ha sido menos alentadora por alguna razón. Los criterios para la evaluación deben estar vinculados con los objetivos estratégicos de un evento determinado, y deben tener en cuenta cómo se ha sentido la gente participante.

A continuación, podemos encontrar una lista de control que nos ayudará a evaluar la acción, y que también puede ser usada en otras áreas de nuestro trabajo.

              1. Visión, estrategia y objetivos

                • ¿Ha habido una visión/estrategia/objetivo general?

                • ¿Ha sido relevante para el problema/conflicto?

                • ¿Sabía la gente participante quién empezó la acción?

                • ¿Conocía la gente participante la visión/estrategia/objetivos?

              2. Principios y disciplina

                • ¿Hubo un debate y acuerdo claros sobre la disciplina para la acción?

                • ¿Fue seguida esta disciplina durante la acción?

                • ¿Las tácticas planeadas y las que se llevaron realmente a cabo fueron coherentes con la disciplina?

                • ¿Alguna de las personas participantes sintió que ellas mismas u otras no fueron capaces de seguir la disciplina acordada?

              3. Preparación y entrenamiento

                • ¿Fueron adecuados con respecto a la acción la preparación y el entrenamiento?

                • ¿Fueron suficientes la preparación y el entrenamiento?

                • ¿Ayudaron realmente a las personas participantes a hacer frente a lo inesperado?

                • ¿Se ajustaron a las necesidades de quienes participaron?

                • ¿Respondió a las expectativas de quienes participaron?

                • ¿Se desarrolló la necesaria conciencia de grupo?

              4. Tácticas

                • ¿Fueron adecuadas las tácticas planeadas?

                • ¿Se llevaron a cabo las tácticas tal y como habían sido planeadas?

                • ¿Se ajustaron a las necesidades y expectativas de quienes participaron?

                • ¿Hubo problemas inesperados gestionados adecuadamente?

                • ¿Se hizo esto de una manera coherente con la disciplina/visión/objetivos?

              5. Organización

                • ¿La organización/estructura de la acción encajó con sus objetivos/visión/estrategia/disciplina?

                • ¿Se organizó de una forma democrática?

              6. Repercusión

Sobre la gente participante

¿Fue relevante? ¿Creó/invitó a la participación? ¿Las personas participantes se sintieron con el control de la acción? ¿Hizo crecer la iniciativa y confianza de la gente participante? ¿Las personas participantes se sintieron apoyadas mutuamente?

Sobre las personas a quienes iba dirigida

¿Fue entendida? ¿Se alcanzaron los objetivos? ¿Cerró o abrió opciones para posteriores acciones y comunicación? ¿Hubo respuestas personales (de oponentes) diferentes de las respuestas de las instituciones de que forman parte? ¿Qué relación tienen estas respuestas con los objetivos de la acción?

Sobre otras personas

¿La entendieron? ¿Fueron distanciadas por ella? ¿Tuvo resultados inesperados? ¿Hay gente que haya movido en nuestra dirección (neutralizada, atraída, catalizada)?

Este formulario de evaluación fue elaborado en el Seminario internacional de Entrenamiento para la Acción Noviolenta, celebrado en Cuernava, México, en julio de 1977.

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