Ejército y escuela: Cómo limitar su influencia - La educación política es una tarea de los profesores

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Decisión de la secretaría general del GEW (Sindicato de la Enseñanza alemán) del 5- 6 de marzo de 2010

En los últimos años, el ejército alemán ha redoblado esfuerzos para aumentar su influencia en las escuelas. Ha organizado exhibiciones de armas y jornadas de información militar en patios y gimnasios escolares.

Los acuerdos de cooperación con algunos Gobiernos regionales (Renania del Norte-Westfalia, Baden-Wurttemberg, el Sarre, Renania-Palatinado, etc.) refuerzan esta ofensiva de las fuerzas armadas.

En los acuerdos se hace hincapié en que no se pueden promocionar los empleos en el ejército. Pero a cambio, se ofrecen al ejército abundantes posibilidades en el ámbito de la educación política y de la formación permanente del personal docente. Los Gobiernos regionales acceden a dar difusión a la oferta de formación de las fuerzas armadas en sus boletines oficiales y en sus páginas web.

Este aumento de actividad escolar del ejército llega en un momento en que las intervenciones militares del ejército alemán en el extranjero, en el marco de la OTAN y de los mandatos de la ONU, se ponen en entredicho desde el punto de vista constitucional, suscitan polémicas políticas y son rechazadas por la mayor parte de la población. Al mismo tiempo, el ejército se encuentra con problemas de nuevos reclutamientos y, en los tiempos de crisis económica que corren, los jóvenes ven en él una posible fuente de empleos.

La postura del GEW:

El GEW se posiciona claramente en contra de este aumento de la influencia del ejército en la programación de los contenidos de los planes de estudios y la formación de los profesores, que se hace patente en los acuerdos de cooperación establecidos entre los Ministerios de Cultura y las fuerzas armadas.

La educación política –incluso cuando se trata de cuestiones de política de seguridad– es una tarea de los pedagogos formados para ello y no de los militares adscritos a la juventud. El GEW exige a los Gobiernos regionales que esto quede recogido explícitamente en los textos de los acuerdos de cooperación.

El GEW respalda la declaración conjunta del presidente de la Conferencia de Ministros de Cultura y de los secretarios generales de los sindicatos de educación , "Deberes del personal docente de hoy – Expertos de la enseñanza" (Berlín, 2000), en la que se puede leer: "El principal deber de la educación en los años venideros deberá ser, ante todo, (...) asegurar la paz y una convivencia pacífica." El GEW subraya que el militarismo y las estructuras autoritarias constituyen un problema para la sociedad.

El GEW subraya asimismo: el personal docente debe estar plenamente facultado para decidir si en sus clases desean recurrir o no a conocimientos externos, pues "las profesoras y los profesores son los expertos en educación y su función principal es la planificación, organización y reflexión sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje, perfectamente estudiados y adaptados a los hallazgos científicos, así como su valoración y evaluación sistemáticas." (Declaración conjunta...). Educan a sus alumnas y alumnos para un comportamiento democrático, capacidad crítica, convivencia pacífica y tolerancia, y toman parte en todas las decisiones importantes de la programación de contenidos y métodos de la enseñanza.

El GEW recomienda que sólo se invite a los oficiales del ejército adscritos a la juventud cuando se pueda garantizar el necesario equilibrio político. Se deben presentar en igualdad de condiciones los distintos conceptos de las políticas por la paz, las controversias sobre la función constitucional de las fuerzas armadas (desde la defensa nacional hasta las intervenciones en conflictos internacionales), la posibilidad del servicio civil, así como los distintos conceptos de la política internacional por la paz.

A las organizaciones y las iniciativas por la paz se les debe conceder las mismas posibilidades que al ejército para explicar sus programas. El GEW parte del principio de que los Gobiernos regionales que establezcan acuerdos de cooperación con el ejército deberían establecer acuerdos similares con las organizaciones e iniciativas pacifistas.

El GEW considera que las excursiones a actos de información del ejército no son un medio adecuado para la educación política ni para "asegurar la paz y la convivencia pacífica". Los patios de escuela no son el lugar apropiado para las exhibiciones de armamento ni otros eventos similares del ejército, ni siquiera en fin de semana o durante las vacaciones escolares.

No se puede obligar a ningún docente ni alumno a llevar a cabo ni participar en ninguna actividad con miembros de las fuerzas armadas.

El GEW se opone y condena los intentos de propaganda del ejército en escuelas y otros establecimientos educativos. El GEW llama a la acción contra estos intentos de propaganda militar. La escuela no es lugar para reclutar a soldados profesionales. Cabe mantener una vigilancia estricta para que el ejército, ni abierta ni solapadamente, intente atraer a los jóvenes hacia el servicio militar. Donde esto, a pesar de todo, acontezca, la dirección del centro escolar debe estar debidamente informada de ello y poder actuar en consonancia, si es necesario, presentando una reclamación ante las autoridades militares.

Los y las jóvenes que deseen ejercer una profesión, o cursar sus estudios, en el marco del ejército, precisan de una detallada información de todo lo que entraña hacerse soldado (por ejemplo, destinos obligatorios en el extranjero de hasta 12 meses y graves sanciones económicas si desean rescindir prematuramente el contrato). Esta información debe incluir asimismo relatos de soldados, hombres y mujeres, que han regresado traumatizados de Afganistán y sobre aquellos que perdieron la vida en esta u otras intervenciones. La escuela tiene el deber de orientar a sus alumnos y alumnas respecto a dónde pueden encontrar información a fondo sobre estas cuestiones.

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