El cambio se respira en el ambiente – el poder de la noviolencia
Por Andreas Speck y Javier Gárate
Parece que el año 2011 va a terminar como comenzó – con movilizaciones y protestas sociales en todo el mundo. Cuesta tomarse un respiro y digerir y pensar en todo lo que ha ocurrido este último año. Según redactamos estas líneas, la Plaza de Tahrir vuelve a llenarse de manifestantes tal y como sucedió en enero y febrero pasados. Esta vez piden no sólo la dimisión de un solo hombre, sino de la dictadura militar como estructura. El Movimiento de los Indignados sigue marchando viento en popa en muchos lugares del mundo y comienza a planear los siguientes pasos. Las manifestaciones estudiantiles prosiguen en Chile y muchas otras protestas sociales continúan creando esperanza y mostrando que ya estamos hartos del actual sistema económico y político que beneficia a muy pocos y que no representa al pueblo. Muchos de estos movimientos todavía se están desarrollando y por ello es difícil evaluarlos con respecto a los logros de sus objetivos finales. Sólo podemos analizar el impacto que han tenido hasta la fecha y cómo se han organizado.
Una cosa que está clara, y que nadie puede negar, es que hay un gran deseo de cambio, no sólo una demanda de cambio sino un deseo de ser el propio.
Análisis y mensaje
En los diferentes movimientos, parece ser que está claro cuál es el error. Que existe un problema estructural y que se trata de cambiar todo el sistema y no sólo de cambiar el modo en el que se asignan los recursos, o los nombres de los responsables. En el caso de Egipto, y como podemos observar con la segunda fase de protestas, el cambio no se trataba sólo de deshacerse de Mubarak. Claro está que deshacerse del dictador fue un gran paso en la dirección correcta – pero la realidad sería la siguiente pregunta: ¿qué tipo de sistema político quieren los egipcios para su país? La segunda oleada de protestas demuestra que no quieren un sistema controlado por una dictadura militar. En el caso de los estudiantes chilenos se trata de un sistema educativo completamente diferente relacionado también con la manera en que está distribuida la riqueza. Luchan por un cambio en el sistema tributario que proporcione a los estudiantes los recursos necesarios para garantizarles una educación gratuita y de calidad para todos. El Movimiento de los Indignados entiende que todo el sistema económico y político esta mal planteado, centrándose en el crecimiento económico que sólo ha beneficiado a los más ricos y un sistema político corrupto y sin una representación directa.
Lo que une a estos movimientos es su gran desilusión con los sistemas políticos y económicos existentes. Puede que, aún, no haya un análisis claro de los poderes fácticos y de cómo está relacionado todo, pero sin duda existe una desconfianza profundamente arraigada en la capacidad del sistema para solucionar los problemas que creó. Puede que, aún, no haya una visión clara de una sociedad alternativa, pero sí que existe una búsqueda de alternativas, una búsqueda real y el hambre por una democracia real y para la práctica de ésta en la organización del movimiento.
Estableciendo los vínculos
Para nosotros como resistentes a la guerra, como movimientos noviolentos, dichas perspectivas son importantes. Por un lado, creemos que es necesario practicar el cambio que queremos ver en nuestros propios movimientos – es por ello que utilizamos estrategias como la noviolencia y la toma de decisiones por consenso. Para nosotros también es importante ver los vínculos entre los distintos sistemas de opresión - la parte estructural de la violencia. Es por eso que decimos que no se puede luchar contra el capitalismo si no luchamos también contra el militarismo, y no se puede tratar el militarismo sin analizar el papel del estado y del patriarcado.
¿Cuántas veces podemos volver a hacer referencia al famoso discurso de despedida del presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower? Quien dijo que “en los consejos de gobierno debemos tener cuidado con la adquisición de influencia injustificada, tanto si es buscada o no, del complejo militar-industrial. El potencial para el aumento desastroso de poder mal adjudicado existe y persistirá. Nunca debemos dejar que el peso de esta combinación ponga en peligro nuestras libertades y procesos democráticos. No deberíamos dar nada por sentado. Sólo una ciudadanía informada y en alerta puede imponer la unión adecuada entre la enorme maquinaria industrial y militar de defensa con nuestros métodos y objetivos pacíficos, para que la seguridad y la libertad puedan prosperar unidas”. Una advertencia de que en EEUU había una autoridad más poderosa que la Casa Blanca: el complejo militar-industrial. Si observamos el sistema económico y a dónde va el dinero, no podemos ignorar la cantidad de dinero que se adjudica al ejército.
Sólo en el último año (2010), el gasto militar mundial ha aumentado hasta los $1,620,000,000,000 (1,62 billones de dólares estadounidenses). En los EEUU esto supone el 48% del Presupuesto Federal que asciende a 1,37 billones de dólares. En el Estado Español, un dato revelador muestra que el gasto militar per cápita equivale a un mes de beneficios sociales pagados a una persona desempleada, y que mientras los servicios sociales son drásticamente recortados, este no es el caso del gasto militar. Según SIPRI, el comercio de armas es el causante del 40% de la corrupción existente en todas las transacciones mundiales.
Más importante aún, si observamos, vemos que en menos del 1%, encontramos a los bancos y a los especuladores de guerra.
Si no vemos la relación entre el sistema económico y el militarismo, nos estamos perdiendo una parte importante del problema.
Durante la Primavera Árabe descubrimos cómo los gobiernos que estaban apoyando las revueltas, habían exportado armas a esos mismos regímenes. En el caso de Chile, cuando hablamos de la necesidad de fondos para la educación, no debemos olvidar que las Fuerzas Armadas chilenas continúan recibiendo el 10% de los ingresos del cobre, además de lo asignado del presupuesto nacional.
En cada ejemplo de movilización social se encuentra fácilmente una conexión con el militarismo. Y mientras que los presupuestos militares continúan aumentando, o son solo recortados moderadamente, la mayoría de recortes se realizan en educación, bienestar social, etc. ¿No dice esto ya de por sí algo?
Esto no quiere decir que en vuestro mensaje siempre haya que incluir el papel del militarismo. Sabemos que para que un mensaje sea efectivo hay que centrarse en las cosas con las que más se identifica la gente. En el caso del Movimiento de los Indignados han decidido centrarse en el papel que juegan los bancos, y muy bien hecho, pues son los que representan el símbolo del sistema económico y son un buen objetivo para las campañas, puesto que la mayoría de la gente posee cuentas bancarias, o pagan una hipoteca al banco, y por lo tanto es algo con lo que se sienten identificados. Al mismo tiempo, no debemos olvidar que estos mismos bancos son los que invierten y poseen acciones en las principales empresas productoras de armas. Por ejemplo, en el rescate financiero de 2008, se acordó respaldar 306 mil millones de dólares estadounidenses de préstamos residenciales y comerciales y de valores en el balance de Citigroup, siendo Citigroup una de las mayores entidades bancarias del mundo. El Tesoro de EEUU también acordó invertir en Citigroup 20 mil millones de dólares del Programa para la Ayuda de Activos en Problemas (Troubled Asset Relief Program, TARP en sus siglas en inglés) a cambio de acciones preferentes con un dividendo del 8% para el Tesoro. Este es el mismo banco que participó con una cantidad de 145 millones de euros en un crédito revolvente de 3 mil millones de euros para EADS – uno de los principales productores de armas en el mundo. Citigroup también tuvo una gran participación en la ocupación de Irak en la cual tuvo una posición de influencia con el panel de expertos de Irak que debía encontrar una solución para un país destrozado por la guerra.
Así que hay que elegir el mensaje cuidadosamente, pero no te pierdas en su análisis.
Hay una rama de la teoría de los movimientos que alega que los movimientos necesitan tener un mensaje muy claro y escueto para tener éxito. Pero estos movimientos tratan más de un problema, o cambio cosmético. Lo que buscan es un cambio radical – un cambio fundamental de nuestros sistemas políticos y económicos. Para conseguirlo es importante conocer los vínculos.
Acercando los movimientos
En ocasiones, cuando un movimiento gana impulso, puede parecer que todo el mundo intenta aprovecharse de él. A veces puede parecer que esto es lo que hace el movimiento antimilitarista, que tendemos a seguir lo que está a la orden del día y que nos cuesta establecer el tema del militarismo en su propio derecho. Este es un gran reto, y claro está que deberíamos utilizar cualquier oportunidad para establecer los vínculos. Cuando hablamos del papel del militarismo en Egipto, de la economía, de la educación chilena, etc. no intentamos secuestrar el objetivo del movimiento, sólo estamos mostrando cómo el militarismo está presente y cómo es responsable de más injusticias de las que muchos creen.
Creemos que para que los movimientos tengan éxito es necesario que muchos de ellos se unan y encuentren problemas comunes para trabajar conjuntamente. Todos deberíamos poder unirnos y decir que el sistema económico y político es injusto y no nos representa. Puede ser el movimiento antimilitarista el que lo diga, los sindicatos, el movimiento medioambiental o cualquier otro. Aunque partimos de un objetivo distinto podemos unirnos y ponernos de acuerdo en un problema mayor que nos afecta a todos. De este modo hay más probabilidades de tener un impacto que si cada cual continuase con su labor de manera aislada. También debemos entender que para que un movimiento sea efectivo, tiene que dar cabida a distintas formas de participación. Haciendo referencia al Plan de Acción del Movimiento de Bill Moyer, en un movimiento es necesario tener gente jugando distintos roles. Moyer los dividió en cuatro roles principales: el rebelde, el reformista, el ciudadano y el agente de cambio. Cualquier movimiento debería dar cabida a todos ellos.
El Plan de Acción del Movimiento también nos dice que los movimientos tardan en ganar impulso y conseguir sus objetivos. Este es en la actualidad un aspecto clave. Si los movimientos de Indignados y de los Estudiantes Chilenos han perdido impulso, esto no quiere decir que vayan en la dirección equivocada. Han conseguido poner el problema en agenda política y ganar bastante apoyo. Ahora es el momento de llegar a los demás sectores de la sociedad y construir más alianzas para fortalecerse y crear más presión.
También es importante revisar las tácticas que se siguen, por ejemplo: ¿cuánto tiempo se puede continuar con las mismas acciones? En el caso de los estudiantes chilenos, ¿cuántas manifestaciones más pueden realizarse? ¿Qué otras alternativas existen a las manifestaciones? O en el caso del Movimiento de los Indignados, ¿cuál es el plan, seguir ocupando las plazas o cuáles son los siguientes pasos? Los indignados españoles ya han pasado a un sistema más descentralizado en lugar de centrarse en la ocupación de plazas. También es importante trabajar en las alternativas que queremos tener, puesto que en muchas ocasiones se nos critica por no tener una clara alternativa al problema. Así que hay que recordar que el cambio lleva su tiempo, y no hay que frustrarse si no vemos cambios inmediatos. Es importante continuar trabajando y construir alianzas para establecer las bases para que los distintos movimientos se unan.
¿Qué aportamos los antimilitaristas?
Por lo tanto ¿cuál es nuestro papel como antimilitaristas? Ya hemos mencionado nuestra contribución al análisis, incluyendo el problema de la conexión entre capitalismo, militarismo, el estado y el patriarcado. Igual de importantes son nuestros principios de noviolencia, donde buscamos un movimiento abierto a todo el mundo. Queremos un movimiento que en sus acciones diarias refleje la sociedad que queremos construir. Queremos ser creativos a la vez que radicales en nuestras acciones.
Como resistentes a la guerra tenemos una larga historia en el entrenamiento en la noviolencia. Durante años hemos desarrollado habilidades que pueden ser de utilidad en los tiempos que corren. No nos sorprende cuando nuestros amigos antimilitaristas en el Estado Español nos cuentan que han recibido muchas peticiones de entrenamiento en la noviolencia por parte del movimiento de indignados, sobre todo entrenamiento en la toma de decisiones por consenso, pero también en otros aspectos del entrenamiento. Además del entrenamiento en la noviolencia tenemos una larga experiencia a la hora de llevar a cabo acciones directas noviolentas. Es importante para nosotros ponernos en contacto con otros movimientos y compartir estas habilidades y experiencias tanto como aprender de lo que está pasando en las calles.
Son tiempos importantes para los movimientos sociales y una oportunidad para que el movimiento antimilitarista se relacione con otros para crear un movimiento aún más fuerte para el cambio social.
Traducción: Nayua Abdelkefi
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