Australia: beneficios mortales con la exportación de armas

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Sue Wareham
Coordinadora de ACT, Asociación Médica para la Prevención de la Guerra

Cosas no muy buenas están pasando en mi barrio últimamente, personajes extraños han estado merodeando, y más cosas que el habitual puñado de argumentos internos están perturbando la paz. Si no fuera por nuestra ley de posesión de armas, sería una oportunidad dorada. Monta una feria local de armas como esos bonitos mercadillos de fin de semana de arte y artesania, consigue una jugosa ganancia y ayuda a la economía del país: todo en uno.

La escena internacional no está limitada por tales leyes, y se puede sacar una buena tajada de la muerte por medio de la “defensa y seguridad”. Si no, pregúntale a Austrade. La organización estatal que promueve la exportación está realizando hoy un seminario [19 de noviembre] en Canberra para informar a la gente de cómo vender armas y equipamiento relacionado a nuestros vecinos. “Oportunidades de Seguridad y Defensa en India y Asia Suroriental” tiene como subtítulo “Comercia, Invierte, Prospera”. Austrade tienta a los participantes a “aprovechar dos de las economías de mayor crecimiento en el mercado de la defensa y seguridad”.

Ya me siento más segura, después de todo, ¿cómo podemos en Australia seguir aumentando nuestro presupuesto militar, de los 73 millones de dólares que actualmente se gastan a diario si no existen enemigos que se estén armando hasta los dientes? El permitir que armas y presupuestos militares se escapen abrirán toda una caja de Pandora de problemas, especialmente en lugares conflictivos en el mundo como Asia Meridional.

Tomemos por ejemplo la India. En 2009 gastó cerca de 36.000 millones de dólares en su ejército. Imaginemos si algo de ese dinero fuera redirigido a los presupuestos de sanidad o educación. Más indios tendrían entonces un nivel de vida adecuado. ¿Qué pasaría entonces con nosotros? ¿Y cómo reaccionaría Paquistán? Podría ser como una bola de nieve que disminuyera la fuerte militarización de Asia Meridional. O imaginemos si algo de los 1,46 billones de dólares gastados anualmente en presupuestos militares se centrara en cambio en la introducción de energías renovables. Tenemos una epidemia de ejecutivos de combustibles fósiles desempleados.

Austrade tiene sin embargo buen ojo para las oportunidades. En su página web declara que desde el 11 de septiembre de 2001, “la defensa es otra vez un tema importante... está teniendo un papel en el mundo comercial también.” Gracias a Dios que algo bueno puede salir de tan terribles sucesos. La organización ha promovido en especial nuestras ventas de armas a EEUU, Asia Suroriental y Oriente Medio (hay una región en la que no van a acabarse).

No sólo Austrade está en ello. En 2008, la Muestra de Defensa y Seguridad de Asia-Pacífico (APDSE) estaba planeada para tener lugar en Adelaide, para permitir a los fabricantes de armas de todo el mundo promocionar sus productos. Estaba prevista su apertura el Día del Recuerdo, el 11 de noviembre, el día que conmemora el final de “la guerra que acabaría todas las guerras. No sea que olvidemos a las valientes almas que ganaron una fortuna a con las ventas de armas. Finalmente, el gobierno australiano canceló la feria de armas APDSE, declarando que le preocupaba que manifestantes violentos reventaran el evento. (¿Quiénes se piensan que son estos manifestantes? ¿Mira que llevar la violencia a una muestra de armamento?).

Los promotores de APDSE nos confirmaron su capacidad de explotar las tensiones regionales. Afirmaron que Asia-Pacífico era “un mercado con un crecimiento significativo” para las ventas de armas, y se refirieron a disputas territoriales en la región, posibles enfrentamientos militares que implican a China o Corea del Norte, conflictos sobre los suministros energéticos, y las implicaciones del cambio climático en la seguridad.

A pesar de estos eventos promocionales, el comercio de armas no es libre en absoluto. Las solicitudes de exportación requieren la aprobación de la Oficina de Control de las Exportaciones de Defensa, dentro del Departamento de Defensa. A pesar de ello, alguien con una sabia cautela se aseguró de que todas las solicitudes y transacciones sean consideradas “secretos comerciales”. La información estadística sobre las exportaciones de armamento no son una materia para el escrutinio público, y no se informa de ellas con regularidad al parlamento. Cuando el senador verde Ludlam pidió al ministro de defensa Faulkner en febrero de 2010 una lista de nuestras 200 mayores exportaciones de armamento, la lista proporcionada por el ministro daba una descripción de dos o tres palabras de cada elemento, como por ejemplo “vehículo militar”, el destino y el valor monetario. No se citaban los nombres de las compañías implicadas. Los negocios de los hombres secretos seguirán siendo los negocios de los hombres secretos.

Hay cuestiones importantes. Australia apoya los esfuerzos de negociar un Tratado sobre el Comercio de Armas –un acuerdo internacional para reducir el comercio de armas ligeras. Entonces, ¿por qué intentan potenciar ese mismo comercio a la vez? ¿Cómo se puede entender que aumentando el número de armas en una región estemos más seguros? Estoy segura de que no me siento más segura si el tipo de la puerta de al lado tiene un rifle. Quizás no nos hace sentirnos más seguros, pero aumenta los beneficios, y eso gana la mano. Exporta la guerra, invierte en guerra, y ojalá que prosperen los especuladores de la guerra.

Este artículo fue publicado inicialmente en la página web de Médicos Internacionales por la Prevención de la Guerra Nuclear.

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